Qué lejano está el potencial de Morena como partido en el gobierno y primera fuerza política en el país, de la realidad que vive la sucursal morenista en Querétaro, donde pasa más penas que glorias. Igual de lejanos están esos momentos en donde el electorado de nuestro estado tenía esperanza de que el partido del presidente pudiera ser una alternativa real de cambio para las y los queretanos, desafortunadamente la esperanza parece ser lo único que queda de la fuerza política que representa los ideales del obradorismo en el estado.

En la semana compartía en un programa radiofónico que lo que actualmente vivimos las y los ciudadanos de este estado es profundamente lamentable, la postura del actual gobernador es inamovible y está respaldada por el Poder Legislativo local, con una actitud cómplice y  un voto incondicional para todo aquello que salga de la Casa de la Corregidora, inclusive los y las diputadas del Grupo Parlamentario de  Morena   hicieron su trabajo de “levantamanos” para que los planes del ejecutivo estatal no tuvieran contratiempo alguno. Por si el actuar de la “oposición” no hubiera sido suficientemente vergonzoso, el coordinador de la bancada guinda ha sobresalido en los últimos días por hacer público el desconocimiento absoluto de los principios y bases del partido movimiento al mismo tiempo que ha hecho evidente el poco control que tiene sobre el grupo legislativo, mismo que prácticamente desde el inicio de la 60 Legislatura ha estado cerca de desintegrarse.

Hoy estamos ante un escenario desalentador, la actual gestión tiene oídos sordos, el descontento popular es una realidad, pero no encuentra quien encabece dignamente la resistencia civil, la sucursal estatal del partido en el gobierno carece de sentido y dirección real y se ha enfocado a apagar fuegos internos e intentar conciliar las diferencias domésticas que existen entre las diferentes tribus, objetivo que no ha sido superado con éxito y solo nos pone en la antesala de lo que será un proceso interno más que ríspido para el partido que tendría que encabezar la protesta y propuesta ciudadana ante las imposiciones gubernamentales.

Por otro lado, las movilizaciones no han tenido el impacto esperado, situación que no sorprende ante el aumento acelerado de contagiados de Covid-19 en nuestra entidad. La ciudadanía tenemos un camino solamente, exigir a nuestros representantes populares de manera real, indicarles de diferentes manera cuál es la voluntad popular y en especial recordarles que están lejos de mandarse solos, por otro lado buscar la organización civil para hacer público los efectos negativos que las medidas como el reemplacamiento van a traer a los bolsillos de los queretanos, bolsillos que llevan  dos años sufriendo embate tras embate. En términos partidistas, en Querétaro sólo hay de dos sopas, azul o guinda, ya hace unos meses quedó demostrado que la actual dirigencia no tiene noción de lo que significa ser oposición, de poco sirvieron los “cursitos” que con bombo y platillo dieron a sus representantes y tal como se acostumbra fueron eventos realizados para las fotos y para la interminable ola de humo que algunos representantes de Morena, gustan de vender en sus redes sociales.

Tiempo al tiempo, cierro recordando una consigna histórica: “¡cuando el pueblo se levante, por pan, dignidad y tierra, temblarán los poderosos, de la costa hasta la sierra”.

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