¿Qué tal, cómo estás empezando el año? Siempre me gusta estudiar y por ello quiero introducirte a este mundo fascinante, una pregunta: ¿has oído hablar de las fascias? No me refiero a las de los automóviles, sino a las de nuestro cuerpo. Te platico, las fascias, o lo que comúnmente conocemos como el “pellejo” de nuestra piel, son un tejido orgánico preponderante en su relación con nuestros músculos y sistema nervioso, de hecho tenemos fascia en todas partes del cuerpo.

Las fascias nos protegen de los rayos del sol, ayudan a que nuestros músculos se tensen o relajen, según sea el caso; dependiendo de nuestras actividades físicas aportan a la elasticidad, flexibilidad de nuestra musculatura, le dan forma a nuestros órganos, a que nuestras articulaciones se mantengan bien lubricadas, entre muchas otras funciones.

Tener consciencia sobre nuestras fascias y comprobar cómo su manejo nos ayuda a liberar estrés, por ejemplo, es muy sencillo; te propongo el siguiente ejercicio: con modo sutil y sin presionar sujeta la piel de tus pómulos y estira con suavidad hacia adelante; sin soltar tu piel sube hacia las patillas de tus ojos y repite; ahora, sin soltar continúa estirando la piel sobre tus cejas, de manera que tus pellizcos quieran encontrarse justo al centro de tu frente sobre la cumbre de tu nariz.

¿Lo ves? Con solo separar una parte de la fascia de tu rostro éste se siente más relajado y trae otras ventajas: evitas arrugarte, generas tu propio colágeno, el rictus se relaja y te sientes mejor.

Otro ejemplo: es muy común que por usar computadoras y los famosos ratones (mouse), se nos acalambren y/o tensen las manos. De igual manera como en el ejercicio anterior, pellizca y estira las fascias de las palmas de tus manos, así como la piel de tus puños y tus dedos; ello relajará tus manos, dedos y eliminará el dolor, al tiempo que te dará mejor movilidad en el teclado.

Como ves, trabajar con las fascias es un automasaje muy fácil de ejecutar y lo puedes hacer en todo tu cuerpo, para aliviar tensiones, generar energía, producir tu propio colágeno, consentirte y un largo etcétera de beneficios.

Si hiciste lo que te acabo de recomendar haz podido comprobar que esto se debe a que las fascias cambian  constantemente y por lo mismo tiene la habilidad de adaptarse, tanto al movimiento, como a temperaturas distintas y afectan desde afuera nuestra musculatura, articulaciones, huesos y órganos, por su relación directa con nuestro sistema nervioso autónomo, lo cual, a decir de la

Dra. Rose Mary Atri, cuando los movimientos que realizamos causan compresión, fricción y desequilibrio, el tejido conectivo se va deshidratando y esto causa falta de soporte, de respuestas adecuadas y de adaptabilidad.

“Muchas veces los dolores y las lesiones que tenemos, comprenden una desconexión o desadaptación en el tejido conectivo que va perdiendo su poder si nos movemos inadecuadamente, si forzamos al cuerpo a realizar movimientos bruscos o veloces sin una buena posición o al estar por largos periodos en posturas como las que adoptamos cuando trabajamos en la computadora o en el escritorio. En realidad, en cada movimiento que se realiza, todo el cuerpo se involucra”.

¿Lo ves? Masajear tus fascias y entender cómo cuidarlas, te traerá grandes beneficios, desde evitar arrugas, eliminar estrés, tener mayor flexibilidad y elasticidad, así como lucir una piel más lozana.

Ven a Centro y’u, donde con nuestra aplicación y’u Bubble te ayudaremos a trabajar con tus fascias para eliminar el dolor y que tus actividades fisionómicas sean más placenteras.

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