El Cedral es un parque en el municipio de Pinal de Amoles, que en la sierra queretana posee un montón de diversidad biológica. El terreno del parque, aunque accidentado, es transitable y no hay que caminar demasiado para llegar a sus árboles más altos, los más viejos. Justo ahí, a “los pies” del cedro abuelo, mirar hacia arriba se convierte en una experiencia reveladora: surcos que limitan sus ramas y hojas, espacios en los que se reserva la intimidad de la rama vecina; fronteras como bandas de vacío material que dan la impresión de ser ríos de aire en los que la vegetación navega con una sutilidad arrullante.

La descripción de este fenómeno es más joven que el árbol que describo. Fue hasta los años 50s cuando Maxwell Ralph Jacobs nombró este fenómeno como “la timidez de la corona”. La corona de un árbol, también conocida como copa, es la parte superior en donde abunda el follaje, ese espacio compuesto por las ramas que hospedan las hojas encargadas de hacer la fotosíntesis y contribuir en la transformación del dióxido de carbono en carbohidratos y luego, en biomasa.

El y los porqués de la timidez no son concluyentes. Se ha sostenido que el fenómeno se debe a colisiones que se presentan entre ramas de árboles colindantes cuando el viento sopla y provoca una proximidad más violenta; sin embargo, no pasa en todas las especies. Otros han sostenido que la forma en que la copa de los árboles emerge no es aleatoria, sino que obedece a un programa genético que daría pauta a una suerte de acoplamiento topológico. Más que hechos científicos, tenemos metáforas sobre la timidez de la corona.

Sin ciencia contundente, destacan las interpretaciones lógicas y una de ellas es que podría ser un mecanismo muy fino que, a través de la complementariedad, favorecería el desarrollo de las grandes especies vecinas y que a través de los intersticios, la luz se colaría hasta las zonas más bajas y así proveer de fotosíntesis a otras plantas. Estas interpretaciones parecerían proyectar valores de quien las genera, por ello habría que leerlas con cierta cautela sobre la moralización de la naturaleza.

En mi vista al parque El Cedral, a los pies de “El abuelo”, la timidez de la corona parecería una postal. Pero, ¿sería distinta la apreciación desde las alturas, o entre las mismas ramas? En 2021 el equipo de investigación liderado por Jens van der Zee realizó un análisis tridimensional para “matematizar” el comportamiento de los árboles con respecto a la complementariedad o superposición de sus tejidos en la copa. Encontraron que entre más esbelto el árbol, más tímido.

Los científicos de este estudio también mostraron timidez, pero al territorio, pues en su publicación decidieron usar una fotografía de Wikipedia para explicar la postal que se aprecia desde el suelo. Sorprende, que un fenómeno tan fascinante y estético, sólo valga retratar por el valor matemático que puede generar.

Fuente:
Sánchez Hidalgo, E. 2017. Hay árboles 'tímidos' que crean imágenes como estas. Disponible: https://verne.elpais.com/verne/2017/03/21/articulo/1490089986_336802.html
Van der Zee et al. 2021. Understanding crown shyness from a 3-D perspective. https://doi.org/10.1093/aob/mcab035

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