Los hermanos Andrés y Tuky Jiménez Kreusch llegaron a Querétaro hace más de 15 años. Tuky, de 29 años de edad, es originaria de Michoacán y su hermano, de 25, de Mexicali. Después de desenvolverse en ámbitos diversos como la danza, la cocina, el derecho o el turismo, hace un par de meses decidieron emprender un negocio familiar, Los Camaradas, al lado de Sergio Balandra Ramírez, pareja de Tuky.

“Desde hace tiempo teníamos ganas de hacer un negocio juntos para crecer económicamente y personalmente. Se dio la mancuerna de que mi cuñado siempre ha trabajado en cocina y Tuky tenía ganas de poner un negocio conmigo. Nos pusimos de acuerdo y decidimos abrir un foodtruck”, dice Sergio, estudiante de Arquitectura, al interior del remolque color azul cielo, ubicado a pie de la colonia La Pradera.

El remolque de aproximadamente tres metros de largo representa una mezcla culinaria de los diferentes estados donde han transitado los Kreusch, que en conjunto con Sergio, originario de Querétaro, decidieron establecerse en la zona metropolitana para adentrarse en el negocio de la comida rodante.

“Ya llevó mucho tiempo aquí, pero realmente mi familia es de todo México”, dice Tuky, egresada de la licenciatura en Negocios Turísticos en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y originaria de Pátzcuaro, Michoacán. Los padres de los Kreusch (apellido de origen alemán) son de la Ciudad de México y Guerrero, respectivamente, y arribaron al estado tras presentarse una oportunidad de trabajo en Tolimán.

“A mi mamá le gusto Querétaro, compró una casa aquí y después nos vinimos a vivir (…) hay una onda medio rara, pero creo que influye un poco que hayas vivido en muchos sitios y te hayas desenvuelto en muchos lados, porque quieras o no, conoces la gastronomía los lugares y puedes incluir ciertas cosas, que no podrías hacerlo si no hubieras tenido esas experiencias.

“Yo empecé estudiando Danza (en la Ciudad de México en la Escuela Nacional de Danza Folclórica) pero por razones del destino no se pudo. Luego regresé a Querétaro y empecé a estudiar Comercialización, me cambie a Criminología, Derecho y Turismo. Igual y ciertas personas, podrían verlo como que nunca acabas algo, pero eso me ha servido para tener una perspectiva mucho más amplia de las cosas que voy experimentando. En definitiva te puedo decir que no me veía teniendo un foodtruck, pero es un poco el ciclo que la vida me ha llevado”, señala.

En el caso de Sergio, desde chico involucró en el negocio de su familia, una farmacia tipo botica de las últimas que continúan en funcionamiento en Querétaro. “Siempre he estado metido en el comercio desde muy chico y es algo que me llama mucho la atención y lo que sea de comida es algo que a mí me encanta”.

“¡Vaya! En la estudiada creo que nos parecemos un poco Tuky y yo. Llevo tres licenciaturas diferentes. Ahorita estoy en Arquitectura y me hace falta un año para terminar más o menos. Tenía entre 11, 12 años cuando empecé de verdad a trabajar y pues, vas agarrando todas las experiencias y vas creando una especie de background con todas ellas”, dice.

En el caso de Andrés, el más chico de los tres jóvenes emprendedores, desde los 15 años se ha involucrado en el negocio de la comida. Ha trabajado desde cafeterías, restaurantes, en festivales y hasta escuelas.

“Realmente me he movido en todo y de muchos ramos, no sólo comida gourmet, también en la garnacha y muchas experiencias del tipo. Los Camaradas es algo que entre hermanos y cuñados lo estamos haciendo y estamos convencidos que trabajándolo y echándole ganas puede ser un proyecto que a futuro puede tener buenos frutos.

“A mí siempre me ha gustado la cocina, me ha gustado experimentar y hacer cosas nuevas. Sobre todo, creo que no le tengo miedo a hacer algo nuevo. Digo nunca habíamos hecho algo como esto y hasta ahora, hemos tenido buena respuesta”, comenta.

Retos, limitantes y metas

Ubicado al pie del anillo vial Fray Junípero Serra, el foodtruck Los Camaradas, sazona de diversas formas los tacos de camarones, pescado tempura y marlín. Todos los productos de la “taquistería” son hechos en casa, incluyendo las salsas con sabores artesanales como el cacahuate.

“Para crear Los Camaradas se juntaron varios factores. En mi caso estudie Negocios Turísticos pero realmente en mi carrera se basa en la creación en proyectos, con la intención de que generes algo para ti y siempre he tenido esa espinita de poner algo y no ser el empleado de alguien más. Es más complicado y trabajas el triple, pero al final es un trabajo que es para ti.

“Eso fue el incentivo, lo que me movió a decir ‘pues va, planeamos’ y ¡te ayudó! Apliqué lo que aprendí en la escuela y aunque no es turismo, si es un proyecto en el que necesitas hacer una planeación y como dice Sergio, se juntó porque siempre había querido poner algo de comida y sólo dijimos ‘¡vamos a hacerlo y a ver qué tal’”, dice Tuky.

Sin embargo, emprender Los Camaradas implicó una inversión de aproximadamente 230 mil pesos, desde el acondicionamiento del remolque para la preparación de los alimentos, la pintura del exterior hasta los trámites, que se presentaron como una limitante a la hora de abrir el foodtruck como un negocio formalmente establecido.

“La idea del foodtruck está muy padre, pero hay muchas limitantes”, reconoce Sergio al explicar que al emprender su negocio se “toparon con pared” por la falta de regulación para este sector. “Los trámites yo me encargué de hacerlos y la verdad sí fue complicado. Hay como un vacío en la legislación. Muchas veces nos topamos con pared, porque íbamos a preguntar y te decían aquí no es ve a tal lado, ve a otro lugar y etcétera. Realmente no está legislado y nos dimos cuenta de eso”, explica Tuky al señalar que su primera intención era establecerse en el municipio de Querétaro, no obstante, la dificultad para obtener el permiso, los llevó al municipio aledaño de El Marqués.

La determinación para levantar a Los Camaradas motivó a los emprendedores para buscar otras alternativas y lograr ubicarse a un lado del anillo vial Fray Junípero Serra, sin embargo, las trabas legales para operar como un comercio establecido continúan como una limitante.

“Al final terminas cayendo en el comercio no establecido, ser un vendedor ambulante, y tomando en cuenta que quieres hacer las cosas bien y te das de alta en Hacienda y tratas de todo pagar impuestos y estar de forma legal”, sostiene Sergio, al señalar que otra de las motivaciones para abrir Los Camaradas fueron los bajos salarios en el mercado.

“Siento que no se remunera el esfuerzo de las personas como es debido; más que decir, que no hay empleo, son las ganas de crecer de la gente y sobre todo de las parejas jóvenes, porque quieras o no, somos diferentes que las personas de antes. Antes era de a esto aspiro, a esto puedo llegar y aquí me quedo y ahora siento que existe esa ambición de ir conociendo. Con el paso del tiempo, te vas dando cuenta las cosas que puedes lograr y si te propones metas, no existen límites”, añade.

“Te puedo decir que en un futuro la intención es que Los Camaradas no se queden en un foodtruck sino ya volverlo un restaurante en forma y meter además de la comida, la bebida. Tenemos la idea de hacer nuestro menú más amplio, seguir con lo sencillo sin complicarnos demasiado, pero si tener un poco más de opciones. Creo que este es el primer pequeño salto para entrar bien y de lleno al negocio”, asegura.

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