Sobre la avenida Zaragoza, una de las vialidades más transitadas en la capital queretana, se encuentra el Museo Bomberos Querétaro, un pequeño espacio que alberga más de 70 años de historia de una de las instituciones más fiables de la sociedad.

Más de siete décadas de servicio, de atender el llamado de auxilio de los queretanos y de quienes más allá del territorio local así lo requieran. Esta labor está plasmada en imágenes, equipos y herramientas diversas que conforman el museo, el cual abrió sus puertas en 2019.

Jesús Paniagua, encargado del museo, dice que se trata de un espacio interactivo y gratuito que tiene como propósito dar a conocer y concientizar a la población de la labor que realizan los bomberos que, aclara, no son super héroes, sino voluntarios con vocación de servicio, sacrificio y amor por los demás.

Con más de 30 años de bombero, comenta que principalmente son familias quienes de miércoles a domingo, en un horario 10 a 19 horas visitan el lugar.

“Son principalmente familias completas que pasan, ven y deciden traer a los niños, que es a quienes más les llama la atención. Cuando uno es pequeño ven los camiones de bomberos y dicen ‘¡wow! son grandotes’, porque uno es pequeñito y cuando uno ya es grande dice no son tan impresionantes, por eso cuando vienen adultos es un poquito difícil impactarlos, pero una vez que ven la labor que hacen bomberos se dan cuenta del rendimiento que tienen.

“Hay un montón de destrezas, de ejercicios y también incursionamos en muchas cosas. Los bomberos no sólo van a incendios, sino también a rescates, inundaciones, terremotos, ayudamos en muchas situaciones a Protección Civil, hasta en la parte forestal de la zona urbana o conurbana, y también dentro de algunas otras cosas como el servicio a la ciudadanía, en fugas de gas”, describió.

La idea del museo, afirma, es difundir quiénes son bomberos, “porque la gente cree y viene con el supuesto de que somos del gobierno, y no es así. Los bomberos nacen de la voluntad”.

Puntualiza que mediante el contacto de los artículos ahí en exposición, “se busca dejar en claro que los también conocidos como tragahumos no se arriesgan. La gente dice ‘se arriesgan un montón’, pero no señores, los bomberos estudian, se preparan, se entrenan para no sufrir un daño, y sí hay eventualidades fortuitas donde no podemos medirlo, pero sí podemos evitarlo la mayoría de las veces. Estudias bien al fuego y puedes eliminarlo sin riesgo”.

Agrega que el bombero como institución busca ser honorable, porque lo único que quiere o pretende es trascender, dejar huella en los demás, de un buen ejemplo de querer a otros sin conocerlos y salvarlos.

Remarca que no se trata de ser héroes pues “se siente bien feo cuando te dicen son héroes porque el estigma de un héroe es que tiene un súper poder, por lo tanto no hace un esfuerzo extra, y nosotros sí hacemos un esfuerzo extraordinario porque dejamos a nuestra familia para ir a estudiar, para estar aquí, dejamos los ratos de convivencia o incluso el nacimiento de hijos, por estar en servicio al pendiente de la sociedad”, externa.

“Los bomberos tenemos una norma y una ley, que cuando la ciudad está tranquila no hay que decir nada porque se desata el diablo. Nosotros entendemos que mientras esté tranquilo somos felices, mientras menos sirenas se escuchen en la ciudad la gente está bien y mientras menos percances sucedan es una vida a gusto, y por tanto podemos descansar porque tenemos una obligación en la estación; limpiar nuestro camión, prepararlo, ponerle equipo, combustible, agua y todo lo que ocupe y después de todo eso, dedicarnos a nosotros, a hacer ejercicio, comer y dormir bien porque no tenemos un horario como los demás”.

La visita

Jesús Paniagua comparte que al interior del museo se permite que los niños exploren primero por su cuenta para quitar el temor y la ansiedad, “ya que en muchas ocasiones la gente viene y los mete a la fuerza, pero el niño de manera independiente va a encontrar en qué entretenerse y aprender de la labor de esta institución. La única regla que tenemos es: no te dañes tú, ni dañes lo que hay”.

Agrega que una vez que los pequeños entran en confianza, éstos tienen la oportunidad de recorrer y vestirse de bombero, tomar herramientas, manguera, apreciar galería de fotos, subirse a un camión de bomberos, colorear, además de acudir a un segundo nivel donde se ha habilitado un dormitorio, donde se hace sonar la chicharra que avisa que es momento de prepararse y deslizarse del tubo para salir.

El Museo Bomberos Querétaro cuenta también con una tienda en línea para la compra de souvenirs, y si bien el acceso es gratuito, en caso de interés y voluntad del visitante por cooperar se puede hacer, recurso que se destina para el mantenimiento del mismo espacio.

Al año en promedio el Museo Bomberos Querétaro registra la visita de alrededor de 36 mil personas.

“Querétaro, además de ser una ciudad conformada por personas que vienen de lugares cercanos y otros muy lejanos, vienen bomberos de Latinoamérica y ahí están sus escudos, como Colombia, Venezuela, Argentina Guatemala, Perú, Alemania, España, Italia, Francia, Estados Unidos, Canadá, además de México”.

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