Hay un auditorio dentro del Tecnológico de Monterrey campus Querétaro de donde se desprenden lonas con los nombres de los estudiantes que han sido campeones en diversos deportes; esa es la meta de Egla y Harumi Hilario, dos hermanas gemelas que practican voleibol, y es a través de este deporte como han conseguido pagar sus estudios.

Con 16 años, cursan el tercer semestre de la preparatoria, desde que estaban en secundaria soñaban con estudiar en esa institución. Hicieron de todo para pertenecer: fueron parte de la escolta, tenían promedio de 9.5, fueron jefas de grupo, y finalmente fue el voleibol lo que las llevó a estudiar donde siempre soñaron.

Su coach, Juan Manuel García, las ayudó entrar a la preparatoria, donde reciben una beca del 60%. Su padre, Miguel Ángel, es el pilar en su familia y quien siempre las ha apoyado.

“Mi papá no tiene una carrera, él se dedica al vidrio y aluminio, pero siempre nos decía que si nosotras queríamos él le iba a echar ganas, no nos dejaba darnos por vencidas”, comenta Egla.

Deporte como impulsor

Su padre jugó voleibol como pasatiempo, y fue por eso que incursionaron en este deporte, el entrenador Juan Manuel las invitó a un equipo en las canchas de  El Tintero , las cuales describen como canchas callejeras, de ahí fueron parte del equipo Panteras, donde destacaron. Comenzaron con voleibol de sala y un año después entrenaban en la modalidad playa, una prueba complicada, ya que en Querétaro no existían las condiciones para su práctica.

“Mi papá y el coach iban una hora antes a picar la cancha del Parque 2000 con unos amigos que se llaman Luis y Anita. Ella era jugadora y nos fogueaba, eso fue mucho antes de que remodelaran la cancha. El primer año ganamos en el estado y para el regional fue que acondicionaron las canchas”, afirma Egla.

El voleibol les permite alcanzar sus sueños
El voleibol les permite alcanzar sus sueños

Fue en 2017 que el destino les tenía algo preparado, exactamente el día que cumplían 15 años, las jóvenes deportistas participaron en el regional nuevamente, cambiaron el vestido y las zapatillas por los lentes de sol y la arena, y lograron clasificar al nacional.

Dentro de la preparatoria son las únicas deportistas juveniles que forman parte de un equipo representativo universitario, juegan voleibol sala dentro de Conadeip.

A pesar de jugar juntas hemos tenido evoluciones diferentes, porque también jugar “voli” de sala nos afecta en playa, por las posiciones que jugamos, no todo ha sido color de rosa. Hemos tenido momentos demasiado complicados y la paciencia del entrenador nos ha ayudado”, menciona Harumi.

Futuro prometedor

“Para mí el voleibol ha cambiado mi forma de ver la vida, ha hecho que me visualice en más cosas. Estoy en esta escuela gracias al voleibol, quizás no me paga la escuela completa, pero me paga un gran porcentaje y con eso apoyo al bolsillo de mi papá y a cumplir mis sueños”, explicó Egla, quien tiene planes de estudiar negocios internacionales o ingeniería industrial dentro de una universidad privada, y por ello dentro de sus objetivos está traer una primera medalla para Querétaro en la Olimpiada Nacional; además de estampar su nombre junto con el de su hermana como campeonas de Conadeip.

Para Harumi, la idea de ser entrenadora y ayudar a personas por medio del voleibol para que su vida mejore es uno de sus objetivos, también sueña con crear programas deportivos en escuelas públicas; y por supuesto ser campeona junto con su hermana.

“Yo siento que fue un gran cambio en mi vida, porque las escuelas públicas no son malas, pero aquí tengo una visión de más cosas, conozco a personas de otros países, muchas personas de aquí tienen la posibilidad de viajar mucho y con el simple hecho de platicar y convivir con ellos te abre el panorama”, argumentó.

Las hermanas Hilario le deben mucho a su padre y a su esposa Samanta García.

“A mi papá le digo que le doy las gracias por estar todo el tiempo, por apoyarme desde siempre, desde que solamente era un hobbie hasta hoy que son metas. Le agradezco el que trabaje tanto para ayudarme a cumplir mis sueños, porque no es algo que cualquiera haría. También agradezco a mi entrenador porque estuvo desde un principio”, menciona Harumi. Mientras que Egla agradece a su padre porque ha hecho doble papel en sus vidas.

“Quiero decirle a mi papá que gracias porque ha sido papá y mamá al mismo tiempo. Nosotras no vivimos con mi mamá desde que teníamos 6 años. Le agradezco que nos permita soñar, que aunque hay veces en que no lo vemos toda la semana, sabemos que trabaja por ofrecernos algo mejor”.

bft

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