Con más de mil años de edad y casi 30 metros de altura, la Pirámide del Cerrito, en Corregidora, ha despertado el interés no sólo de los turistas locales o extranjeros, sino también de los habitantes de la zona, quienes acostumbrados a su enorme presencia, antes sepultada por tierra y maleza, pensaban que era un cerro natural.

El basamento piramidal se ubica dentro de las 16 hectáreas que conforman la Zona Arqueológica El Cerrito, área protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Mide 83 metros por lado y casi 30 metros de altura, además de que tiene cuatro caras y 13 cuerpos escalonados. Es una de las más grandes del país, incluso es más grande que la pirámide Kukulcán en Chichén Itzá.

Lugar lleno de mitos

Debido al desconocimiento que todavía se tiene sobre la zona arqueológica, alrededor de la pirámide giran varias historias falsas. Por ejemplo, dicen que la pirámide es ficticia y que fue construida por el gobierno para atraer turistas, y que debajo de la pirámide existen túneles que conectan distintos puntos de la ciudad.

El arqueólogo del INAH y responsable de la zona arqueológica, Daniel Valencia, responde que no es verdad lo dicho sobre la pirámide.

“Siempre se ha dicho que la pirámide la hicimos nosotros mismos, que en vez de descubrirla la estábamos montando, eso no tiene sentido ¿Qué ganamos nosotros con estar día y noche haciendo eso? Incluso el alcalde Germán Borja decía que aquí no había nada, hasta que un día lo invitamos para que viera nuestro trabajo, había mucha incredulidad.

“Sobre los túneles, lo que pasó es que uno de los propietarios de la hacienda se dio a la tarea de excavar el sitio, incluso fue denunciado y la junta de protección de monumentos intervino para detenerlo, ese es el único caso del que se habla de túneles, pero no tienen ninguna conexión, sólo rompió los muros de fachada.

“Lo cierto es lo dicho sobre el fortín construido en la punta de la pirámide. Sí, es la estructura de una antigua casa y sí estuvo habitada, aunque por muy poco tiempo.

“Es una construcción que mandó hacer el entonces dueño de la Hacienda El Cerrito en 1886, es una de las mejores expresiones de las construcciones civiles del siglo 19, tiene un estilo arquitectónico ecléctico que mezcla varios estilos y materiales”, señala.

El descubrimiento de la pirámide

Los trabajos en la Zona Arqueológica de El Cerrito comenzaron en 1998, cuando los arqueólogos llegaron al lugar y vieron aquel cerro. Sabían que debajo de tanta tierra y maleza estaba sepultada una pirámide, aunque no sabían a ciencia cierta sus dimensiones ni características.

Ahora se sabe que la pirámide de El Cerrito mide 83 metros por lado y tiene 29 metros de alto, cuenta con 13 niveles, y que fue un centro ceremonial construido por los toltecas.

En la zona se han realizado cientos de hallazgos que después fueron restaurados, actualmente forman parte del museo de sitio El Cerrito.

Daniel Valencia detalla que la cara oriente de la pirámide es la que hoy se encuentra casi descubierta en su totalidad, mientras la cara poniente es la que todavía se encuentra bajo tierra y vegetación.

La continuidad de los trabajos para descubrir las otras caras de la pirámide depende de varios factores; el primero es el dinero que el gobierno federal destine para trabajos de arqueología, también es importante contar con mano de obra capacitada y, por supuesto, que se tenga voluntad política, comenta el arqueólogo.

Los trabajos en la pirámide se ha realizado en dos temporadas, la primera fue en 1998 y la segunda en 2005.

El arqueólogo recuerda las largas jornadas de trabajo en las que un grupo de hasta 120 personas laboraron a pico y pala, y después con brocha y cuchara para descubrir cuidadosamente cada parte de la escalinata.

“Llegamos a tener 120 personas trabajando, dos arqueólogos y un antropólogo físico, la mayoría eran trabajadores de campo a quienes capacitamos sobre la delicadeza y la paciencia con la que se debe excavar, debían entender que se debía ir registrando el hallazgo que se iba haciendo. Capacitamos personal también en la restauración de esos vestigios”.

Trabajo continuo

Para el arqueólogo Daniel Valencia los trabajos en una zona arqueológica, sea cual sea, nunca terminan. Incluso en las grandes zonas como Teotihuacan se encuentran hallazgos cada día.

Este basamento piramidal aún alberga importantes aspectos históricos que serán descubiertos por futuras generaciones, como la posible presencia de una pirámide más pequeña construida al interior.

A la sociedad queretana y en especial a los habitantes de Corregidora, Daniel Valencia les pide acercarse a la zona arqueológica, conocer el patrimonio histórico que se tiene en el municipio y, sobre todo, protegerlo.

“Creo firmemente que los niños son los que cambiarán la visión que ahora tenemos sobre el patrimonio histórico de nuestro país. Por ejemplo, los que ahora son jóvenes entendieron desde que eran niños que estos lugares deben protegerse y respetarse, ellos enseñarán a sus hijos la importancia de lugares como este, son sitios que todos debemos conocer”, comenta el arqueólogo.

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