“La basura de unos es el tesoro de otros”, es el dicho que aplica Juan Martínez Ramírez, de 55 años de edad, quien desde hace 30 años recolecta chatarra, latas, PET, cartón, papel y cualquier otra cosa que pueda comerciar para obtener algunos pesos más que lo ayuden a él y a su familia a subsistir.

Juan tiene cuatro hijos, la más grande tiene 35, y su esposa falleció el año pasado. A pesar de que todos sus hijos ya trabajan y tienen sus familias, él sigue recolectando todo aquello que le pueda significar unos pesos más a su bolsillo.

Su medio de transporte es una bicicleta, como la utilizada por los tamaleros; así, bajo el vivo rayo del sol, Juan pedalea por tramos su vehículo y en subidas, como la de la avenida Corregidora, lo empuja, a pesar de que este cargado con por lo menos 50 kilos de botellas de plástico de diferentes colores y tamaños.

El recorrido de Juan inicia en La Cañada y asegura que se tarda una hora en llegar hasta el mercado del Tepe, en donde le pagarán por la carga, con la que EL UNIVERSAL Querétaro lo encontró, alrededor de 180 pesos.

“No sé cómo, a cuánto esté, pero me han de dar como 180, vengo al Tepe, vengo cada mes, no me dedico de lleno, encuentro uno y lo voy acumulando, ahora traje esto”, refirió mientras se orillaba en la parada de camión que está a la altura de la Secundaria Técnica número 2, para poder contar parte de la historia de su vida.

Este señor, de semblante acabado y que aparenta mayor edad, cuenta que además de recolectar artículos reciclables, vende gorditas con su hija mayor en la deportiva de La Cañada, “sólo de migajas con queso”, porque asegura la economía no les alcanza para comprar los ingredientes de otros guisos.

Ahora, en el mercado del Tepe puede vender estos artículos, pero asegura que años atrás tenía que ir hasta la colonia Casa Blanca para vender chatarra, ya que estaba de moda reciclar y no pagan mucho por ir a vender otros materiales.

“Tiene poco que se empezó a reutilizar, antes era en la chatarra, antes era en Casa Blanca, pero allá era pura chatarra, varillas, pero salía lo mismo (…) Lo hago por necesidad y para ayudar al ambiente; uno está en posiciones económicas bajas y es un poco de ayuda”, expresó el hombre.

Reciclaje, labor social que ayuda a Juan a subsistir
Reciclaje, labor social que ayuda a Juan a subsistir

Llegando al Tepe se estaciona afuera del negocio, donde le compren al mejor precio el plástico, después desamarra todos los costales, los encargados comienzan a pesar el cargamento para hacer la suma de cuántos kilos son y cuánto le tienen que pagar.

Juan repite que no le pagan mucho por este tipo de material, porque el kilo oscila entre los 3 y 4 pesos, pero cualquier dinero extra que caiga en su bolsa es bueno, porque de regreso a casa puede pasar y comprar un kilo de huevos o algún otro producto de la canasta básica.

“Ahora, voy compro algo, puedo comprar huevos o cualquier otra cosa, de regreso me hago lo mismo, luego el calor me para y me siento a tomar un receso, y aunque se canse uno tiene que seguirle, así es la vida del jodido”, expresó con la mirada triste, pero al mismo tiempo con una sonrisa.

Esta actividad la hizo mientras sus hijos crecían y cuenta que nunca los hizo sentir mal o se avergonzaron, ya que se daban cuenta que este ingreso extra les ayudaba a tener comida en la mesa, e incluso a que pudieran asistir a la escuela.

Con una voz de alegría, Juan narra que ahora sus nietos le ayudan a juntar latas o botellas de plástico, cuando salen a la calle o cuando están en el puesto de gorditas con su mamá. “Me dicen: ‘Mira abuelito para que las vendas’, los dos nietos, y pues me hace sentir bien que me ayuden”, expresa.

Juan asegura que continuará recolectando este tipo de materiales y espera que sus nietos también lo hagan, porque además de que ahora está de moda ayudar el medio ambiente, también pueden tener dinero extra que les puede servir para comprar cosas que se les antojen.

Datos PET

El PET (por sus siglas en inglés) es un compuesto de tereftalato de polietileno, es un poliéster y un polímero termoplástico cristalino y es 100% reciclable.

De acuerdo con datos de Petróleos Mexicanos (Pemex), cada año son generadas entre 7.5 y 8 millones de toneladas de PET en el país. Sin embargo, de dicha cantidad sólo se recupera 13%, del cual, 11% se ocupa para reciclar y 2% para producir energía.

Aunque hay varias formas de reciclarlo, una de ellas es la dilución del plástico para convertirse en Pellet, un producto que se utiliza como forma de negocio.

México exporta este material a otros países que lo utilizan en lugar de las botellas de plástico, debido a que es más caro. Un kilo de plástico en forma de botella cuesta 4 pesos, y un kilo de plástico desintegrado (Pellet) llega a costar 13 pesos.

Otra forma en la que se comercializa el Pellet es en la industrial textil, porque de una botella despedazada, por medio de la extrusión, se pueden obtener hilos con los que hacen telas sintéticas o mezclas con materiales naturales, como el algodón.

El beneficio de los productos reciclados es que se reduce el volumen de residuos y también la contaminación que causarían porque algunas materias tardan decenas de años e incluso siglos en degradarse.

También se ayuda a la preservación de los recursos naturales pues la materia reciclada se reutiliza.

Otro de los beneficios es que se genera una reducción de costes asociados a la producción de nuevos bienes, ya que muchas veces el empleo de material reciclado reporta un coste menor que el material virgen.

La basura ha existido desde el momento en que el hombre apareció en este planeta, desde las primeras civilizaciones hasta las grandes ciudades de hoy en día, al grado de convertirse en un problema de grandes proporciones, y que ha orillado a diversos gobiernos, organismo e instituciones mundiales a fomentar la cultura de las tres “R”: Reducir, Reusar y Reciclar; con la intención de reducir la emisiones de carbono, las cuales ponen en riesgo la salud de los seres humanos, animales y vegetación del planeta.

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