Luis Felipe Zamudio comenzó su activismo en defensa de la diversidad sexual por necesidad, cuando experimentó en carne propia la discriminación y homofobia, hace 17 años. Desde entonces, dice, ha habido más apertura por parte de las autoridades de salud, no por convicción, sino porque son obligados por las leyes.

El director del Centro de Orientación de Información de VIH/SIDA narra que viene de una familia tradicional de mamá y papá, originarios de Querétaro y el Bajío, donde existe rechazo y  discriminación a la quienes tienen otras preferencias sexuales.

“Como muchas familias, donde el tema de la sexualidad jamás se toca y se aprende en la calle. Crecí varios con esta ignorancia, ha sido un proceso difícil, no es fácil hablar de esto en el seno de la familia, y más con el contexto que vivimos en el estado de Querétaro”, señala.

Explica que una razón, poderosa lo hizo ser  activista y después  su familia tuvo un acercamiento con el movimiento lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual (LGBTTTI). Gracias a ello pudo reconstruir su núcleo familiar y hablar de temas sexuales sin tapujos.

“Con ellos [su familia] salí del clóset a los 15, 16 años, desde entonces todos hemos tenido una evolución muy buena en el manejo de estos conflictos que generan el ser homosexual dentro del seno de una típica familia queretana, donde [te dicen] ‘no lo digas, todos te aceptamos, no tienes que informarlo’. Se aprende a vivir como homosexual con estos procesos familiares, donde tienes que admitir que tu familia no necesariamente va a estar de acuerdo con algo que desconoce, no significa que no te apoyen y no te acepten tal y como eres”, subraya.

Luis Felipe comenta que se dedicó al activismo porque padeció la discriminación cuando tenía 16 años, tras contagiarse del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), por iniciar su vida sexual con personas poco salubres, donde, dice, la falta de información y la ignorancia hicieron “una mezcla perfecta” para ponerse adquirir este padecimiento, “perpetuando el estigma de ser homosexual=VIH”.

Luego de 17 años de vivir con el virus, precisa, su activismo se ha hecho fuerte, debido a que trabaja en la prevención del VIH a través de la prevención de la homofobia, quitando el estigma de relacionar a los homosexuales con la enfermedad.

“Hace 17 años, los escritos que se metían [a las autoridades de salud] nadie nos respondía absolutamente nada. Nadie nos abría las puertas de ningún lugar. A través de la evolución que ha habido en este aspecto de los derechos humanos, y lo legal que se ha hecho, a través de la Constitución Política, no les ha quedado más que alinearse a los derechos que la Carta Magna nos señala. Se ha cambiado, no por gusto de los tomadores de decisiones ni las políticas públicas, sino por la fuerza que esta revolución que tuvo la Constitución en 2011, con el artículo primero, ha dejado la puerta abierta para que si no es por la buena, sea por la mala, nos tengan que escuchar”, dice.

La reforma al artículo primero de la Carta Magna establece que: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.

Sin embargo, Luis Felipe dice que este tema sigue siendo “incómodo” para los tomadores de decisiones en Querétaro. “Sabemos que hay partidos políticos que coinciden con la moral local: ‘te aceptamos, pero no tienes que decirlo’. Y hay otros radicales, como el del turno, que ‘ni te aceptamos ni te dejamos que hagas esto, ni te dejamos que hagas aquello’”, revela.

Pese a todo, el joven activista sostiene que cada vez hay un empoderamiento mayor de la comunidad de la diversidad sexual en Querétaro y en todo el país. Cosas tan sencillas como reconocer el matrimonio igualitario, abre la puerta para que se les deje de tratar como minoría o escoria social, y ser tratados como ciudadanos.

Esta visibilización de la comunidad LGBTTTI si bien es positiva, también conlleva ciertos riesgos, pues los hace más propensos a los ataques homofóbicos. Luis Felipe acepta que existe ese riesgo, pero compara la situación con lo que ocurre con las mujeres y el reconocimiento de sus derechos, que propiciaron que el machismo y la misoginia aumentaran, lo que ha derivado en el aumento de feminicidios.

Agrega que en las oficinas de gobierno ha disminuido la discriminación por preferencia sexual, pero ha aumentado en las empresas, además de que crecen los casos de violencia física extrema en las familias.

Ejemplifica con el caso de una mujer que golpeó casi hasta la muerte a su hija, menor de edad, después la víctima reveló que su progenitora le dijo que prefería verla muerta antes que ser lesbiana.
Luis Felipe enfatiza que en las instituciones de salud actualmente no hay abasto de los medicamentos, a pesar de que cada vez hay menos obstáculos para brindar atención médica.

Ante ello, adelanta que junto con otras organizaciones nacionales promoverán los amparos colectivos e individuales por el desabasto de medicamento antirretroviral y los procesos de discriminación relacionados en la salud, pero por cuestiones de homofobia.

“A partir de este mes se comienza a convocar a todos los derechohabientes de todas las instituciones de salud en el estado de Querétaro para iniciar con este proceso, porque aunque las quejas nos han ayudado a abrir las puertas de estas instituciones (IMSS, ISSSTE, Seguro Popular) son un proceso a mediano y corto plazo, pero tenemos que ir más allá, porque hablamos de calidad y tiempo de vida”, comenta.

“Aunque las quejas nos han servido para que en unos días nos den el medicamento, cuando se hace periódicamente, pasa a ser un proceso de eutanasia, ilegal en el país. Ya hay repercusiones en la salud de cuatro casos que tenemos identificados, en la mayoría derechohabientes del IMSS, por este desabasto constante de medicamentos”, precisa.

Cada mes los pacientes deben de rogar para que haya medicinas en la farmacia, pues si no los hay deben luchar por conseguirlas; proceso que se repite mes con mes debido a que siempre hay desabasto de fármacos, los cuales llegan a costar hasta 30 mil pesos, un valor incosteable para los pacientes, por ello inició con su activismo hace 17 años.

Lenguaje propicia la homofobia

El lenguaje usado a diario propicia que la homofobia se normalice y sea visto como algo que no ofende, aunque de fondo ayuda a perpetuar la discriminación, aseguró la activista de Católicas por el Derecho a Decidir y de la Tortillería Queretana, Fernanda López.

“Va desde lo micro hasta lo macro. Por ejemplo, el grito en los estadios de la palabra ‘puto’ se usa como un insulto, lo mismo que para las lesbianas la palabra ‘marimacha’, se usa como un peyorativo.

“Hemos trabajado en reivindicar el insulto para romperlo con el mismo, nos asumimos y nombramos lesbianas. En el caso de los hombres, también han reivindicado los insultos, la palabra ‘puto’, ‘marica’, ‘homosexual’, ‘gay’, todos los calificativos que existen, para denotar esas preferencias”, consideró.

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