Angélica Luna Nieves trabaja desde hace cinco años en Agros Tomate. Es supervisora, se encarga de cuidar el orden en cuatro invernaderos que en total suman ocho hectáreas. Todos los días, antes de las siete de la mañana, el transporte de la empresa la recoge en su domicilio ubicado en el municipio de Colón.

Es uno de los 400 empleados que día a día hacen funcionar una fábrica que exporta 50 toneladas de jitomate. Empieza a trabajar a las 7:15 de la mañana, lo primero después de checar su asistencia es contabilizar al personal que está a su cargo, aproximadamente 60 personas, 15 trabajadores por invernadero.

“Me encargo de revisar cuatro invernaderos, reviso ocho hectáreas en total, checar a los muchachos, que las cosas estén bien, que pongan clip de la forma correcta, que las cosechas no lleven verde, que se corte el tomate como nos lo piden, todo eso. Lo primero que hago cuando llego es checar que no falte gente porque si falta alguien tenemos que cubrir el lugar para que el trabajo no se atrase, hay 11 multihabilidades, son mujeres que cubren los lugares de las personas que faltan o se van de vacaciones, hago rondines a los invernaderos y me comunico con la capitana de cada invernadero en caso de que se tenga algún problema”, explica.

Angélica recorre los invernaderos de 7:00 a 16:30 horas, que es cuando termina su turno. Lo más complicado de ser supervisora, dice, es la logística, saber cómo resolver problemas y reorganizar a los trabajadores.

Pero poco a poco se aprende, comenta la supervisora que comenzó a trabajar en Agros como cortadora de tomate, después suplió ocasionalmente a la capitana y posteriormente suplió también a las supervisoras.

Así es como después de cinco años de trabajo tuvo crecimiento dentro de la empresa.

“Me gusta mucho mi trabajo, más porque comencé desde abajo, cortando tomate, me gusta que nos dan a la oportunidad de superarse, empiezas desde abajo y conforme entras vas quitando hojas, después a cosechas y vas cambiando de actividad. Ven tu desempeño, se fijan y así uno puede subir de puesto (...) también barría, revisaba goteros, la limpieza del lugar, después pude ser la segunda de la capitana”, recuerda la joven.

El caso de Angélica es similar al de muchas empleadas en la empresa, quienes generalmente se encargan de cosechar el tomate, que es el trabajo menos pesado dentro de esta actividad de producción. Empleados como Angélica tienen la opción de continuar estudiando al mismo tiempo que laboran en la empresa, aunque el requisito mínimo es contar con la secundaria, Agros Tomate ofrece a sus empleados la oportunidad de cursar estudios abiertos para que no sólo se superen en lo empresarial, sino también a nivel personal.

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