El reciente incidente de AMLO con la Comunidad Europea pone de manifiesto que AMLO no actúa como presidente ni defiende los intereses del país, y sí actúa como el rijoso y autoritario luchador morenista que es, para defender su imagen personal.

Aunque este incidente internacional le sirve como distractor del escándalo de “la casa gris”, no le sirve a su causa personal y, mucho menos, a los mexicanos, pues nos deja muy mal parados ante el mundo.

Con 607 votos a favor, dos en contra y 70 abstenciones, el jueves 10 de marzo el Parlamento Europeo aprobó una “Resolución de urgencia” para denunciar lo que para ellos resulta inaceptable: el asesinato, en México, de 150 periodistas en los últimos 25 años y, de manera especial, que esta situación haya empeorado en el presente gobierno en el que van 48 periodistas brutalmente asesinados, 90% de los cuales está impune, según cifras oficiales.

La resolución europea señala al gobierno mexicano 4 cosas: 1. Reforzar el mecanismo de protección a los defensores de los derechos humanos y a los periodistas; 2. Su disgusto de que el presidente señale a periodistas y, más aún, que se dé la fatídica coincidencia de que los mismos se conviertan en  víctimas de violencia; 3. La importancia del libre ejercicio del periodismo y de la libertad de prensa para las democracias y el Estado de derecho (su papel es informar y opinar sobre lo que hacen los políticos, no al revés, como sucede en México); y 4. Su adhesión al clamor mundial para que se revierta la situación de inseguridad e indefensión que sufren los periodistas y los defensores de derechos humanos.

La resolución fue eco de los señalamientos de diversos parlamentarios que expresaron su preocupación de que a la persecución, intimidación y violencia que sufren los comunicadores y los medios a manos del crimen organizado —aliado de los poderes  públicos—, se agregue la violencia del presidente para estigmatizar, criticar y ridiculizar a los periodistas con el pretexto de luchar contra las noticias falsas, lo que les resulta inaudito.

A estos señalamientos, a los que hubiera correspondido una respuesta diplomática de altura, respondió la Presidencia de la República con un comunicado que muchos han dado en llamar una respuesta emocional, primaria, porril, intestinal, inaudita, increíble, fake, desafortunada, panfletaria, exabrupto que no corresponde a su investidura, entre muchos otros calificativos negativos.

Pero lo peor vino con la mañanera, donde el Presidente, cegado por el enojo que le causa la crítica, no midió sus palabras y se descosió emocionalmente echándole más leña al asunto, sin ser consciente de que, como en el caso de la “casa gris”, entre más argumenta, más se hunde.

Acusó a los parlamentarios europeos de desinformados, de no leer y de votar por consigna, omitiendo que él ha mandado al Congreso iniciativas en las que no ha aceptado que se les cambie una coma. Y en un desliz aceptó la incompetencia de su gobierno en materia de seguridad (principal tarea del Estado), al señalar que apenas han sido muertos 5 periodistas —son 6— de los 5 mil ciudadanos que han sido asesinados en lo que va del año.

Ante la triste realidad muchos mexicanos nos sentimos decepcionados de la baja estatura de nuestro mandatario, al que le está quedado grande el cargo. Y lo peor es que entre sus fieles no hay quien sea capaz de llamarlo a la sensatez y a la cordura, lo que lo daña a él mismo, a México y a los mexicanos.

Periodista y maestro en seguridad nacional

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