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Autoridades de la Secretaría de Educación del Estado (SEE) de Michoacán desmanteló una red de corrupción, coyotaje y fraude dedicada a la venta ilegal de plazas para docentes y administrativas. Las víctimas pagaban hasta 250 mil pesos por plazas que nunca obtuvieron.
En esa red de corrupción y coyotaje estaba involucrado personal de la SEE, del ISSSTE, ayuntamiento de Morelia, particulares y hasta el crimen organizado.
La SEE cesó a una trabajadora administrativa del Departamento de Capacitación, Corina Erika Guía Carreón, quien también era empleada del ayuntamiento de Morelia en el área de Cultura.
En la queja interpuesta ante la Oficialía de Partes de la SEE, el 20 de junio de 2019, varias víctimas denunciaron que entregaron dinero a Corina Guía para que a través de una supuesta comisión negociadora tripartita les otorgara plazas.
Corina Guía también fue denunciada penalmente ante la Fiscalía General del estado por el delito de fraude y otros cargos.
De acuerdo con las investigaciones, Corina Guía, en complicidad con un trabajador de la delegación del ISSSTE, formaba parte de ese grupo de “coyotes” y defraudadores.
Las pruebas y testimonios, en manos de las autoridades, corroboraron que la ahora extrabajadora sindicalizada utilizaba un documento apócrifo con el que hacía creer a las víctimas que la entrega de plazas era legal y segura.
De hecho, citaba a los defraudados a presentarse en las instalaciones de la dependencia estatal para supuestamente recibir su nombramiento y presentarse al siguiente día a laborar en el centro educativo que le había sido asignado.
La SEE reveló que, hasta el momento, han detectado que esa red de fraude formó al menos seis grupos de entre 20 y 30 personas de los que obtuvieron entre 25 mil y 250 mil pesos por cada supuesta plaza.
El secretario de Educación, Alberto Frutis Solís, informó que la dependencia a su cargo tiene reportes de llamadas procedentes del número 5531025871, en las que a su nombre se ofrecen esos servicios.
“Pero eso es totalmente falso, por lo que insistimos en no dejarse engañar y presentar la denuncia correspondiente”, alertó.
Una de las estafas
Natalia se fue a Estados Unidos ante la falta de trabajo, pero la ilusión de forjar un patrimonio y estar en su tierra la hizo regresar a México.
Antes de irse, sufrió la pérdida de uno de sus seres queridos, quebró su negocio y se quedó sin dinero; por ello, la mujer con licenciatura en Pedagogía decidió irse a Estados Unidos a probar suerte.
La suerte le sonrió a Natalia y con diferentes trabajos comenzó a ahorrar en dólares.
La profesionista de 30 años relata que, una vez resuelto su problema económico, añoraba regresar a su tierra para empezar una vida nueva con sus seres queridos. Recuerda que seis meses antes de volver a México, a través de “un conocido”, se enteró de que había una persona que ofertaba plazas de docente en Michoacán.
Los principales requisitos era mandar sus documentos personales y académicos, además de dar un adelanto de 50 mil pesos por el costo de esa plaza y así lo hizo. Tomó parte de sus ahorros y los envió con un propio para que le fueran entregados a la persona que le iba a tramitar y conseguir la liberación de la clave.
Tres meses después de haber mandado el dinero a México para dar el adelanto de lo que parecía una buena inversión, recibió una llamada que la ilusionó aún más.
“Me dijeron que ya estaba asignada mi clave de docente para una primaria cerca d Apatzingán y que en cuanto depositara los otros 50 mil pesos, me darían la cita solamente para firmar los documentos oficiales”, afirma.
El plan de defraudarla era tan verosímil que a la mujer le hicieron llegar un documento en el que supuestamente ya le habían autorizado la plaza. Natalia depositó la cantidad que le faltaba y emocionada regresó a México para estar pendiente de su cita, firma de documentos, recibir la clave, asignación y nombramiento de su plaza.
La cita, la clave y la plaza nunca llegaron. Natalia insistió en que le devolvieran su dinero o le entregaran su plaza, pero a cambio sólo recibió evasivas y hasta amenazas, por eso se contuvo de interponer una denuncia, pues sabía que la habían estafado y hoy nuevamente está sin dinero, ni empleo.
Como Natalia, hay por lo menos registro de otras 180 personas defraudadas, de las cuales existen los testimonios en manos de las autoridades competentes.
En algunos otros casos, los mismos “coyotes” o estafadores se decían gestores en una institución crediticia para conseguir préstamos con los que pagaban sus servicios.
Hubo quienes perdieron sus propiedades, sus automóviles y otras pertenencias, a manos de esta red de corrupción.
Otros más no corrieron con tanta suerte, pues los “gestores” proporcionaban los datos personales a integrantes del crimen organizado para amedrentarlos para que no interpusieran denuncia y, en algunos casos, hasta para secuestrarlos o extorsionarlos.