Entre 2007 y 2018, una de cada tres desapariciones del fuero local que se registraron en el país han sido de jóvenes cuyas edades oscilan entre  15 y  24 años, el mismo rango de edad de Salomón Aceves Gastélum, Daniel Díaz y Marco Ávalos, los estudiantes de cine de la Universidad de Medios Visuales (CAAV) que fueron desaparecidos y asesinados en el municipio de Tonalá, Jalisco.

Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) muestran que entre enero de 2007 y el mismo mes de 2018, en el fuero común se  reportó la desaparición en el país de 34 mil 268 personas, de las cuales 9 mil 404  son jóvenes de entre 15 y 24 años, lo que corresponde a 27% de las  personas no encontradas.  A esta cifra se suma la de 2 mil 788 bebés y niños de entre cero y 14 años  desaparecidos en el mismo periodo.

Jalisco es el tercer estado del país  con más denuncias en el fuero local por ese delito. El primer lugar en números absolutos es Tamaulipas, con 5 mil 989 casos hasta el 31 de enero de 2018; le siguen el Estado de México, con 3 mil 834, y Jalisco, con 3 mil 60.  En esa entidad, según  las bases de datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) que publica y valida el secretariado, que recoge las denuncias ante la Fiscalía de Jalisco, 717 adolescentes y jóvenes tenían entre 15 y 24 años de edad al momento de su desaparición: 575 son hombres y 142 son mujeres. Además señala que    cuando se levantó la denuncia ante el fuero común en la entidad   61 eran  bebés y niños que tenían entre uno y 14 años.

Con 717 casos, Jalisco se localiza en la cuarta posición de las 32 entidades en el número de jóvenes desaparecidos.

El primer lugar es Tamaulipas, con mil 327 casos; le sigue el Estado de México, con mil 197 casos; después Sinaloa, con 757 denuncias, Jalisco, con 717 denuncias por desaparición, y en quinto lugar está Nuevo León, donde se reportaron 692 jóvenes en las mismas condiciones que los universitarios. Llama la atención el caso de Puebla, entidad en la que   no existe una presencia fuerte del crimen organizado y sin embargo, con 676 casos tiene una mayor cantidad de personas sin localizar que Chihuahua, donde se reportaron 618 personas en esta situación.

Para Emilio Daniel Cunjama, investigador del Inacipe, la juventud está en un estado de “especial vulnerabilidad” ante la violencia que se vive en el país: quien la ejecuta y  recibe son esencialmente hombres jóvenes. Destacó que el fenómeno en el país no está generalizado, sino que tiene “rostro” y particularidades precisas que hacen más complejo el tema.

“La violencia es esencialmente ejecutada y recibida por jóvenes. Aproximadamente entre los 12 y los  29 años es la edad  en la que  mayormente se concentra la victimización y también los registros de averiguaciones previas iniciadas, así como  de la población penitenciaria. Es una violencia esencialmente joven, masculina, de clase media o baja y ubicada en los territorios donde la delincuencia organizada tiene una gran actividad. Está enfocada en los delitos de alto impacto, esencialmente el homicidio doloso. Esto hace que se ponga en un estado de especial vulnerabilidad a la juventud”, dijo.

Karina Ansolabehere, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, dijo que no hay  información que permita explicar por qué el crimen organizado está desapareciendo a personas en este rango de edad; una de las razones de los secuestros es obligarlos a participar en las actividades de la delincuencia y otra es que el país no está preparado para garantizar su seguridad. “Lo que esta situación nos dice es que los jóvenes son un grupo en una situación de muy alta vulnerabilidad (…) muchos de los que se han encontrado en esa situación son niños y el país no está preparado para garantizar su seguridad”.

Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional de Seguridad, consideró que en México ser joven es peligroso, puesto que es más fácil ser criminalizado por autoridades corruptas, ser víctima de la violencia en la calle o reclutados en contra de su voluntad por grupos criminales.   Lamentó que la Fiscalía de Jalisco haya intentado justificar la desaparición de los jóvenes por haber sido secuestrados tras salir de un rancho que integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación vigilaban y que quedaron “atrapados” en medio de una pugna entre este grupo delictivo y su rival, el Cártel Nueva Plaza.

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