Todo es ir y venir en las oficinas de la ministra en retiro y próxima secretaria de Gobernación: Olga Sánchez Cordero recibe a activistas,  políticos, medios de comunicación y futuros miembros de su equipo de trabajo. Al parecer su agenda es  como si  ya estuviera al frente de la política interna del país.

Recibe a EL UNIVERSAL en la biblioteca de su oficina, bañada por la luz de dos amplios ventanales que dan a la calle  Prado Sur, en la elegante zona capitalina de Lomas de Chapultepec. Toma asiento junto a un busto de Benito Juárez tallado en madera y desde el inicio de la entrevista se muestra indignada por la situación en la que el nuevo gobierno recibirá el país, una situación de violencia extrema que, afirma, ha convertido a México en un cementerio.

¿Qué es pacificar al país, cómo lo harán y cuánto tiempo  llevará?

—Tenemos dos sexenios de muerte, desolación y una ola de violencia imparable. Esto no gusta mucho que se diga, pero solamente con las cifras oficiales tenemos en estos dos sexenios más de 200 mil muertos y más de 40 mil desaparecidos. No sabemos cuántas ejecuciones extrajudiciales, extorsiones, derechos de piso, violaciones, trata, asesinatos de periodistas. El tema es sumamente complicado, muy, muy complejo, pero de lo que sí estamos ciertos es  que no podemos [seguir] así, con una política anticrimen y antidrogas que no ha dado otro resultado que más violencia. Andrés [Manuel López Obrador] tiene dos frases: ‘La violencia no la vamos a combatir con más violencia’ y ‘Cecarios sí, sicarios no”. En esta línea de pensamiento, la pacificación del país es  la paz y seguridad de cada una de las familias mexicanas.

¿Cómo lo vamos a atender? De muchas maneras, vamos a atender el problema de la pobreza, las causas de esta y la falta de desarrollo económico en muchas de las regiones. Vamos a trabajar en la recomposición del tejido social.

El diagnóstico es desolador, pero ¿cuál es la prioridad?

—La recuperación de nuestros jóvenes, sin duda. Hoy hay niños de 8 años, de 10 años que se van de halcones; algunos un poquito mayores, de 14 o 16 años, ya están de sicarios. No lo podemos permitir, estamos perdiendo una generación de jóvenes, ya sea por desapariciones o porque están ya dentro del crimen como sicarios,  como productores de droga o en el trasiego. Ni  en este gobierno ni en el gobierno anterior lo han llamado por su nombre y apellido. Tenemos estos problemas, los estoy visibilizando, [antes] no los visibilizaban.   A ver, ¿quién de los funcionarios de alto nivel o de los secretarios de estado habla o ha hablado como  estoy hablando? ¿Quién lo decía tan abiertamente como lo estoy diciendo yo?

No recuerdo ahora a nadie...

—Yo tampoco recuerdo. Y lo estoy diciendo porque no soy yo, son las víctimas, las madres de los desaparecidos, lo dice la gente que está sufriendo constantemente temas en los que el Estado debería haber hecho presencia. [Se asesinaron a] 140, entre candidatos y funcionarios, en un proceso electoral ¿Es normal? ¿Quién hablaba de esto? Simplemente los periódicos, ustedes daban cuenta, bueno, me acuerdo que en un fin de semana, desde jueves, viernes, sábado domingo, uno, otro, otro y otro.

Y lo peor es que se empezó a normalizar el problema, ¿no cree?

—A ver, ¿cómo lo vamos a normalizar? ¿Cómo vamos a normalizar que en un proceso electoral hayan perdido la vida tantos candidatos y candidatas? ¿Y el Estado? ¿Qué dicen las instancias? ‘Vamos a investigar’,  es todo lo que dicen.

O cómo se pueden normalizar cosas como que aparezcan  cuerpos desmembrados...

—¿Cómo se puede normalizar eso? ¿Cómo se puede normalizar que existan cientos de fosas clandestinas en el país? ¿Pues qué México es un cementerio? Pareciera.

Es lo que me dicen las víctimas, o sea, las palabras ‘México es un cementerio’ no son mías, son de las madres que buscan a sus hijos y que encuentran y encuentran  fosas clandestinas.

¿Cómo puede empezar a trabajar este gobierno con una población tan herida por este tipo de acontecimientos?

—Ahí está el voto popular. No más corrupción, no más violencia.  La genialidad de Andrés Manuel [López Obrador], mantener 30 millones de votantes por los cauces de legalidad para que el primero de julio votaran por su líder y llevarlo a la Presidencia, es una genialidad, 30 millones de gentes en el cauce de la legalidad sin que hubiera ninguna situación de conflicto o de movimiento alzado o algo así, todo mundo estaba tranquilo, todo mundo estaba contento.

¿Y  como secretaria de Gobernación no le espantará ese apoyo masivo y la esperanza que ese apoyo  genera ante una situación tan compleja de resolver?

—No es que me espante, tengo una conciencia muy clara de que la expectativa es enorme, hay gente que no votó por Andrés Manuel  [López Obrador], sobre todo algunos de mis chats de amigos del Colegio Francés, que  alzan la voz en una forma energúmena y dicen: ‘Y ahora sí, vamos a revisar lo que está haciendo’, y ‘Ahora sí vamos a darle marcaje personal’, y ‘Ahora sí no le vamos a pasar nada’.  Mi pregunta es: ¿Qué hicieron en las dos administraciones anteriores estas gentes  que hoy dicen que no van más que a cuestionar a Andrés Manuel [López Obrador] en todo?

La realidad es que tendrán encima no sólo a los críticos, sino a esos 30 millones que simpatizaron y que dieron el voto, es un compromiso importante.

—Estoy consciente de que la expectativa de los que votaron por nosotros y de los que no votaron es altísima. Y no hay magia, hay que avanzar en forma firme, pero va a ser lento. Hay que avanzar con la sociedad, pero el gobierno no puede hacer todo, menos un gobierno como el de Andrés Manuel [López Obrador], que quiere una austeridad absolutamente republicana en el sentido de que no va a haber tantos recursos y con los escasos recurso que tenemos para hacer frente a estas situaciones, pues tenemos que manejarlos de manera muy eficiente, muy adecuada.

Hay un punto interesante que se ha tocado,  el de la despenalización de las drogas ¿Usted cree que es un camino que puede ayudar a esta pacificación?

—Es un debate que se tiene que abrir, pues ya la despenalizó Canadá  y  más de la mitad de los estados en Estados Unidos.

Pero estamos hablando de la despenalización de qué drogas, ¿de la marihuana solamente?

—Debemos tener una política de drogas integral. En principio avanzar con marihuana, pero tenemos que hacernos llegar  expertos y también de la ONU en la materia de política de drogas, creo que es importante que vayamos avanzando.

¿Le debería interesar al gobierno mexicano  en realidad lo que opine en este tema EU?

—Creo que el debate está abierto,  creo que tenemos que avanzar en una política integral  regional, inclusive porque Canadá ya lo hizo, Uruguay también, España, Francia, entonces yo creo que también tendremos que ver las experiencias de otros países.  El objetivo no es despenalizar la droga, el objetivo es la paz,  que no se confunda, si a través de políticas públicas como esta, una política diferente de drogas, si a través de atender las causas de pobreza, de inclusión social, de educación, de becarios, en fin, de atención a los jóvenes, podemos de empezar a lograr  y reconstruir  temas presentes, maravilloso (...), pero el objetivo es muy claro: que este país transite hacia la paz.

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