Su nombre real es Camino a Los Yungas ya que se trata de un camino de aproximadamente 80 kilómetros de extensión que conecta la capital de Boliva, La Paz, con un poblado llamado Los Yungas. Con el paso de los años se ganó el sobrenombre de “Carretera de la Muerte” porque ha cobrado numerosas vidas humanas con un promedio de 175 por año.

Tiene un desnivel de tres mil metros, solo una parte del camino tiene asfalto y está lleno de piedras y tierra; el clima en la zona no es el mejor pues hay fuertes vientos, neblina y hasta intensas lluvias que llegan sin previo aviso.

Dado que era el único camino que se podía tomar para llegar a Los Yungas, las muertes y accidentes eran inevitables. Por ello, en 2006, se construyó un camino alterno entre Chusquipata y Yolosa, mucho más seguro, que evita uno de los tramos más peligrosos de las carretera, lo que disminuyó considerablemente las pérdidas humanas en un promedio de 35 al año.
Se ha convertido en un destino de aventura extrema, donde se ponen a prueba las habilidades y la valentía de las personas. Incluso es uno de los sitios favoritos de los viajeros que van a Bolivia. Algunas touroperadores recorridos en bicicleta  por esa carretera  para que veas paisajes impresionantes y conozcas la “Curva del Diablo”.

befunky_collage_0.jpg (Foto: Claudius Prößer/Flickr)

El camino es terrorífico y parece de película de terror. En varios tramos hay cruces y lápidas en memoria de los fallecidos en este lugar. Tiene trayectos que apenas alcanzan los tres metros de ancho, lo cual lo hace sumamente peligroso y no hay garantía de que alguien pueda caer al abismo.

Para aumentar la adrenalina (y el riesgo) las curvas son muy cerradas y no hay protección en las orillas; es un camino de doble sentido, con probabilidades de que algunas piedras puedan desprenderse de la montaña.

Hasta la fecha se siguen registrando accidentes y muertes, pese a todas las advertencias y medidas de seguridad.

La historia

Este camino data de 1930 y fue construido por prisioneros paraguayos capturados durante la guerra del Chaco, en la que Bolivia y Paraguay se enfrentaron para apropiarse de una zona fronteriza.

Se cree que la llamada “Carretera de la Muerte”, junto con sus curvas pronunciadas, trayectos estrechos y, evidente inseguridad, es parte de la venganza de aquellos prisioneros para exponer las vidas de los bolivianos.

Aunque se hicieron mejoras: se ensancharon algunos tramos, se colocó asfalto en una parte de ella y bardas en los extremos, sigue sin ser 100% segura.

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