El escándalo desatado por el despido del director del FBI, James Comey, desató no sólo críticas a la gestión de Donald Trump, sino más dudas respecto a si podrá completar su periodo presidencial.

“Trump atravesó la línea al despedir a Comey”, dijo este viernes el diario The Globe and Mail en un editorial en el que cuestionó que el despido ocurriera justo cuando el Buró Federal de Investigaciones realiza una “activa investigación criminal dentro del círculo más cercano al presidente”.

¿Puede este despido marcar el inicio de un fin prematuro de la presidencia Trump? El rotativo cree que sí. “Trump ha violado muchas de las normas de la oficina de la presidencia, por lo que algunas personas pudieran ver este insulto como un ejemplo de ello”. Si el 45 presidente de Estados Unidos “fuera obligado a dejar su oficina antes de término, los eventos de esta semana pueden muy bien ser recordados como el principio de ese final prematuro”, advirtió la publicación.

Para muchos estadounidenses, desde que Trump asumió ha actuado como un rey, más que como un mandatario, intentando hacer lo que él desea, así esté por encima de la ley.

La versión, publicada por la cadena CNN, de que la verdadera razón tras el despido de Comey fue que se negó a jurar lealtad personal a Trump cuando éste se lo solicitó durante una cena, poco después de asumir el cargo, desató aún más indignación y reclamos de que Trump se vaya.

Comey le habría recordado al mandatario que quienes trabajan en el FBI prometen lealtad a la Constitución de EU, y le prometió, en contraste, ser siempre honesto, lo que habría enfurecido al jefe de Estado.

“Trump ataca nuestra Constitución”, dijo Harald Fuller­Bennett, de 35 años, un manifestante que junto con centenares protestaron en días recientes en contra del magnate.

Más allá de eso, expertos y críticos ven en la destitución un nuevo ejemplo de que Trumpp está poniendo en peligro la independencia judicial y avanza hacia un sistema autoritario. Aunque los analistas coinciden en que Trump está lejos de caer en una situación que conlleve a un proceso de “impeachment”, sí creen que en lo ocurrido esta semana hay mucho más atrás.

“Trump es o el presidente más culpable desde Richard Nixon ­que cayó en 1974, en medio del escándalo de espionaje conocido como Watergate­ o el más incapaz desde la fundación de Estados Unidos”, dijo Elaine Kamarck, del instituto Brookings, aludiendo a la duda que demócratas e incluso republicanos se plantean cada vez más. Si Trump no está realmente implicado en el espionaje montado por Rusia durante la campaña presidencial estadounidense para favorecerlo a él en detrimento de su rival, Hillary Clinton, ¿por qué está actuando así? ¿A qué le tiene tanto miedo?

Lo cierto es que la serie de escándalos que se han desatado desde que inició la era Trump hasta ahora no le han reportado al mandatario un éxodo masivo de ciudadanos leales, pero esa situación podría cambiar. “Este presidente puede creer que es incuestionable, pero los estadounidenses lo ven como lo que es: un tirano ruin”, señaló el diario The Washington Post.

El hecho de que, sin que nadie se lo consulte, Trump insista una y otra vez en que su persona no es blanco de las pesquisas por el ya llamado Rusiagate, sólo levanta más dudas.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Allan J. Lichtman, profesor de la American University y autor del libro The case for impeachment, alertó que Trump sí es “vulnerable” a un impeachment por varios factores: “El primero es la conexión rusa… Si el equipo de Trump estuvo de alguna manera conspirando con los rusos y Trump lo sabía… podría ser el primer presidente en la historia acusado del crimen más serio de este país: traición. Otro aspecto muy serio es el conflicto de interés… Los estadounidenses nunca deberían tener que adivinar dónde acaba el interés nacional y empieza el interés de la cartera de Trump”.

Hasta ahora, aunque muchos republicanos se han desmarcado de las políticas de Trump, e incluso contribuyeron al fracaso inicial de la iniciativa de ley para sustituir la reforma sanitaria conocida como Obamacare, en el futuro esa posición podría cambiar, sobre todo si crece el descontento de los estadounidenses ante la administración. Si es así, el caso Comey podría pasar a la historia como el principio del fin de la era Trump.

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