Color, música y sabores se mezclan en el Querétaro Centro de Congresos con la realización del Festival de Comunidades Extranjeras que se lleva a cabo este fin de semana.

Los visitantes que desde el primer día del evento acudieron en masa pueden ir de Argentina a Dinamarca, de Palestina a Rusia, de Jamaica a Nigeria, en unos cuantos pasos, así como disfrutar.

En el stand de Jamaica, el color y el reggae llaman la atención de los visitantes que observan las camisetas y sudaderas con la imagen de Bob Marley, mientras en una bocina se escucha una canción de esa leyenda de la música.

Malik Edwards, de 23 años de edad, es originario de Jamaica. Él, junto a dos hombres más y una mujer, atiende a los visitantes al espacio de su país.

El joven señala que acude al festival, junto con sus compañeros, para mostrar un poco de la cultura de su nación.

Una pareja de jóvenes se acerca y le pide una fotografía. Malik, quien no habla español, acepta tras entender el deseo de los chicos. Posa para el teléfono celular y sonríe.

Explica que “lo más representativo de Jamaica es la música de Bob Marley, además de Usain Bolt, exatleta, quien es considerado como el velocista más grande de la historia, ganador de medallas olímpicas y que ostenta campeonatos mundiales de atletismo. Además es considerado el humano más rápido, alcanzando una velocidad de 42 kilómetros por hora”.

Malik dice que si tuviera que destacar algo de su país para que los queretanos se animaran a visitarlos, les diría que todo es muy bonito en Jamaica, pero en especial sus playas.

El joven jamaicano regresa a sus actividades atendiendo a la gente, mientras baila al ritmo del reggae.

Los visitantes del festival caminan despacio. Se compran una cerveza alemana o checa, observan las papas a la francesa en Estados Unidos, las crepas y el agua de fresa en Francia.

Souk Hee Kim, de Corea del Sur, está en el stand de su país. Vive en Querétaro desde hace 20 años. Dice que le llamó la atención del estado su tranquilidad. Cuando vivía en la Ciudad de México, recuerda, lo asaltaron, pistola en mano, dos ocasiones, por eso buscó con su familia un lugar tranquilo, y aunque la ciudad ha crecido, todavía se puede vivir tranquilo.

Comenta que hasta la fecha le cuesta trabajo adaptarse a los horarios de México, pues dice que cuando lo citan, por ejemplo para una fiesta, a las 17:00 horas, él llega puntual, mientras que los demás siempre llegan más tarde. “Todavía no me adapto bien, porque siempre quiero ser puntual. Si dicen que a las tres ya no entra nadie, a las tres no entra. Eso me cuesta mucho trabajo”, abunda.

Sobre la comida, comenta que está adaptado muy bien a la cocina mexicana. Lo único que no le gusta es el chicharrón guisado en salsa verde o roja. En ese sentido, dice que lo que más extraña de Corea del Sur es su comida. Indica que sin kimchi la comida no le sabe bien.

Sobre el boom de Corea del Sur en el mundo, con grupos de k-pop, películas, autos, entre otros aspectos, dice que hay cosas que no comprende. “Hay cosas distorsionadas que no son ciertas. Como hace tiempo que pegó una canción Gangnam style, a mí nunca me ha gustado. Salía y lo cambiaba. A lo mejor soy muy viejo para esa música. Ya mucho tiempo aquí, no entiendo nada de lo nuevo, como BTS, Blackpink, no me laten, no me interesa nada”.

Los olores se mezclan también en los diferentes puestos del festival, que ha crecido en comparación con las primeras ediciones que se llevaban a cabo en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín.

Actualmente, miles de personas visitan el evento, no sólo de Querétaro. También de los estados cercanos, como Guanajuato o la Ciudad de México.

Además de los stands con productos y comida de los diferentes países, se presentan grupos de danza árabe o de música tradicional de cada país.

Incluso, México tiene su propio stand, donde una Catrina se toma fotografías con los asistentes, con su respectiva cooperación económica.

En el stand de Egipto, otro personaje, una momia, llama la atención de los asistentes, quienes observan al personaje. Las niñas y los niños se sienten atraídos por la momia, pero no se atreven a acercarse. Después de pensarlo por unos minutos y armándose de valor, se acercan al personaje y se toman la fotografía con ella.

Las mesas dispuestas para quienes deseen descansar por unos minutos para comer y beber algo, pronto se llenan. Una salchicha y una cerveza son una buena combinación para comer o cenar, de acuerdo a la hora. Para los menores, un refresco, un agua de sabor y unas palomitas pueden acompañar una crepa, hamburguesa o pizza.

Entre los productos “estrella” del evento se encuentran las cervezas alemanas, buscadas por los aficionados a esta bebida y que la prefieren sobre las de otros países.

Por cuatro días, el mundo se encontrará en Querétaro. La alegría de Brasil, la amabilidad alemana, el misticismo de medio oriente, la ancestral África, todos se reúnen en Querétaro para mostrar sus diferentes expresiones culturales, pero para quienes quieren ver más allá, podrán encontrar que esas diferencias son mínimas. Al final, todos somos seres humanos.

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