El sepelio de los pequeños niños Uribe, asesinados por su padre la tarde del pasado martes, se llevó a cabo en el mismo domicilio donde perdieron la vida. El servicio fúnebre se celebró en la iglesia de Santa Rosa Jáuregui y sus restos mortales fueron sepultados en el panteón municipal de Santa Rosa Jáuregui.

Los féretros de los niños se velaron por familiares y amigos en el domicilio de Hacienda Sebastopol 402-10 del fraccionamiento Hacienda Santa Rosa, donde la tarde del miércoles, Alberto Uribe Palacios, de 35 años y padre de los menores de 15, 14 y 7 años, los privó de la vida estrangulándolos y esperó a su aún esposa Angélica para discutir con ella e indicarle el acto que había cometido.

Familiares y amigos de los pequeños llegaron al lugar para dar el último adiós a los jóvenes que a decir de los mismos vecinos, eran niños buenos y que no se metían con nadie, “eran muy buenos niños, la chica de 15 años estaba trabajando en una paletería aquí a la vuelta y diario se encargaba de sus hermanos, mientras su mamá se iba a trabajar, al papá lo veíamos de vez en cuando llegaba a visitar a los niños” aseguró una de las vecinas.

Alberto Uribe Palacios, de oficio herrero, perdió los estribos y terminó con la vida de sus hijos y después con la suya, dejando a Araceli, madre de los 3 chicos completamente sola. Los familiares de ella se hicieron cargo de los gastos en vista que ella aún no tiene la capacidad para afrontar esta odisea que ocasionó su esposo.

“Es algo terrible porque nosotros vimos a los niños jugando, el más chiquito aquí estuvo con mi hijo, pues son de la misma edad como hasta las 6 de la tarde, cuando se metió a su casa y ya no volvimos a verlo hasta que llego el forense y nos enteramos de lo que había pasado, no lo podíamos creer, que corazón tan negro del hombre ese para hacer eso” expresó entre lágrimas una de las vecinas que atendió al velorio de los niños.

A las 11:30 de la mañana partió el cortejo fúnebre con tres carrozas para trasladar los cuerpos a la iglesia de Santa  Rosa Jáuregui, donde el párroco expresó palabras de aliento y pidió serenidad y resignación a Araceli que entre lágrimas se desmayó varias veces a un lado de los féretros de sus pequeños hijos.

Una vez terminado el servicio religioso los más de 300 acompañantes del cortejo trasladaron los tres ataúdes al panteón municipal de esta misma delegación en donde los restos mortales de los tres inocentes chicos, encontraran reposo.

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