La entrega de medallas, por los años de peregrinar hacia la Basílica de Guadalupe, es un reconocimiento de fe muy importante para los peregrinos queretanos, quienes ven en este distintivo el impulso para seguir su camino de fe durante muchos años más.

Sin embargo, el recibir las medallas fue para muchos peregrinos un sinónimo de alegría, llanto, dolor y decepción, esto por la situación que atraviesan en estos momentos sus vida, donde el único consuelo es caminar con fe y devoción hacia el Tepeyac.

Estos sentimientos se encuentran mezclados en Felipe Nieto García de 56 años de edad, originario del municipio de Querétaro y quien recibió de parte del obispo, la medalla por 50 años de caminante.

De padres peregrinos, Felipe Nieto comenzó su andar en esta manifestación de fe, a los seis años de edad, desde entonces, cada año acompañaba a sus padres en el peregrinar, hasta que hace 15 años, cuando fallecieron, entonces sus pasos se volvieron individuales.

“Es todo una vida de peregrinar, y esta medalla se la dedico a mis padres que en paz descansen, en estos momentos son muchos sentimientos encontrados, que no hay palabras, es una cosa insólita, un peregrinar que he dado gracias a todos los milagros que me ha concedido la Virgencita Morena”, aseveró.

Uno de estos, comentó, fue el haber resucitado a su esposa, quien, narra, debido a un problema de la diabetes, quedó sin vida por un tiempo de 45 minutos, sin embargo, gracias a los rezos que él hacia la Virgen, comenzó a moverse y dar signos de sobrevivencia.

“En ese momento, yo le pedí a la Virgen que si no era para mí, que me la quitará, pero que si era mí destino, que me la dejara, entonces mi esposa como una criatura comenzó a reaccionar”, señaló.

Sin embargo, y pese a las plegarias, señala, finalmente la enfermedad de la diabetes, causó la muerte de su esposa hace 15 años, dejándolo viudo y con dos hijos, a quienes no ha visto desde ese entonces.

El camino de Nieto García continuó, ya que rehizo su vida a lado de una mujer menor que él, y con tres hijos, a quienes dijo —con llanto en los ojos— los considera como sus propios hijos, y los ama de corazón, aunque ellos no lo vean de la misma forma, al igual que su compañera, quien ha comenzado a rechazarlo.

“Estamos viviendo un mundo muy corrompido, es lo que me hace sentir incómodo, sobretodo que mi familia se está acabando, y me siento solo, lo que pido y suplico es que ojalá y con este caminar se le ablande el corazón a mi esposa, quien es más joven, y quien ha comenzado a tener detalles, que me hacen sentir solo y viejo”, resaltó.

En el caso de sus hijos, comentó, al fallecer su esposa, el decidió repartirles el poco dinero que había ahorrado durante su trabajo como empleado de Gobierno del estado, lo que originó que sus hijos se alejaran de él hasta la fecha.

En el caso de Don José Feregrino López, ex presidente de la Asociación de Peregrinos al Tepeyac, quien recibió por parte del Obispo queretano la medalla por 75 años de peregrinar, recordó que fue a los 13 años cuando inició su caminar a lado de su padre. Narra para EL UNIVERSAL Querétaro que en esos tiempos, las macrhas hacia la Basílica eran austeras y con poca presencia de sacerdotes.

“Los milagros que la Virgen me ha hecho durante todo este tiempo sólo yo los sé y los guardo para mí, porque me ha hecho muchos, sin embargo el llegar a los 75 años es muy importante, ahorita esperamos con pasos pequeños, pero llegar con bien a la Basílica”, finalizó el septuagenario peregrino guadalupano.

Google News