A través del convenio que, desde hace 12 años, signaron la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y la Universidad Católica Redemptoris Mater (Unica), Nicaragua, egresados y maestros de la máxima casa de estudios de la entidad realizaron un diagnóstico sobre la violencia contra las mujeres en ese país centroamericano. El estudio contó con el respaldo de los rectores de estas instituciones, Gilberto Herrera Ruiz y Michelle Rivas Reyes.

Con el título Violencia, género y sociedad en Nicaragua, en diciembre, se llevó a cabo la investigación en los barrios de Santo Domingo y San Judas, ubicados en Managua, capital de esa nación, con la participación de 126 personas: 44 hombres y 82 mujeres, con edad promedio de 39 años.

Mariela Murillo Sánchez, egresada de la licenciatura en Sociología, que imparte la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, es la responsable de la iniciativa en la que también estuvieron involucrados Luciana Mariscal de Souza, también egresada de esa licenciatura; Alejandro Flora Arellano, docente en el Plantel Bicentenario de la Escuela de Bachilleres, y Óscar Wingartz Plata, el profesor investigador de la Facultad de Filosofía.

Flora Arellano señaló la pertinencia de este trabajo para entender la dinámica de la violencia y el impacto que ha tenido en las relaciones la aprobación de la ley de reforma y adiciones a la ley número 779 Contra la Violencia hacia las Mujeres, que entró en vigor en junio de 2012 en Nicaragua.

Comentó que dicha normatividad pretende la defensa de los derechos de las mujeres. Sin embargo, consideró que esa ley no ha tenido los efectos deseados, debido entre otros aspectos, a una mala socialización y a la agresiva información mediática que circula al respecto.

Proceso de análisis

Mariscal de Souza detalló que la investigación que hicieron en esas localidades permitió recoger el sentir de la población, que se encuentra ávida de encontrar otras formas de relacionarse. Ejemplo de esto, comentó, es que los maestros nicaragüenses que participaron en el estudio tienen el interés de implementar acciones para compartir lo aprendido con los papás de sus alumnos y que se replique en más espacios.

Por su parte, Wingartz Plata agregó que esta labor interdisciplinaria, de manera formal, no se había hecho; por ello destacó la colaboración institucional de ambas universidades para desarrollar un trabajo metodológico que abona a la equidad de género, pues no es fácil superar los esquemas sociales de la violencia.

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