María Cornelio llegó hace tres días de su natal Estado de México para situarse en la capital de Querétaro con la finalidad de vender pinzas para sostener ropa. Comenta que llegó con la ilusión de vender su mercancía, pero asegura que a la fecha las ventas no han sido redituables.

“Ayer sólo vendí 100 pesos, ahorita no he vendido nada”, lamentó la mujer de 60 años, quien espera que la demanda de sus artículossincremente, pues de ello depende su propio sustento, el de día con día.

María vivía en el Estado de México, de donde trajo las pinzas que comercializa en la capital de Querétaro. Aunque es originaria de dicho luchar, prefirió dejarlo con la esperanza de hallar más oportunidades para vender sus pinzas.

“Me vine hacia acá para buscar qué va a comer uno”, así explica por qué migró. Para la mexiquense es su primera visita al estado: “es la primera vez que vengo”, dice que no había venido antes, pero la relativa cercanía que hay entre el Estado de México y Querétaro la hicieron optar por este sitio para buscar un mayor ingresos económicos.

Aunque lo que la trajo a la entidad fue su aspiración por una vida mejor, su anhelo se ha visto truncado debido a que las ventas no han sido las esperadas, dice que son pocas las personas que se acercan a comprar.

Mientras espera que las ventas aumenten, María anda por diversas calles de la capital, “ando caminando por ahí”, asegura. Con sus pasos acrecienta la marcha de una carretilla, la cual adoptó como un mostrador ambulante, dice que la armó con sus propias manos, sobre ella coloca los paquetes que contienen 100 pizas cada uno.

Pero el tránsito de María por las calles de la ciudad no ha sido del todo fácil, pues a tres días de su llegada ya tuvo un primer encuentro con los inspectores municipales, de quienes trata de mantenerse distante para que no le impidan vender la mercancía, de la que sólo espera obtener dinero para vivir.

Con lo básico es suficiente

En cuanto a las ventas asegura que “no sale mucho, pero aunque sea poquito, pues hay que comer”. A ella no le importa no generar ingresos para gastos extras, con cubrir los básicos es suficiente. La bolsa de pinzas la vende en 30 pesos con 100 piezas.

Aunque tiene poco tiempo de haberse asentado en el municipio a fin de vender los artículos, prevé que pronto la gente requiera de ellos.

María Cornelio relata que llegó a Querétaro en camión, dice que viajó en este medio de transporte para venir a la capital; ante la necesidad de salir adelante no vio impedimento en radicar en otra entidad.

La decisión no fue complicada, pues depende de ella misma, dice que no tiene familia a la cual recurrir, “vengo solita”. En cuanto a hijos o familia cercana, dijo no tener; recuerda que tiene hermanos pero “ellos son aparte”, afirma.

Mientras continúe en la capital, asevera que rentará una casa y continuará vendiendo las 100 pinzas por 30 pesos. “Voy a rentar una casa, a ver si la encuentro”, comenta la mujer.

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