Predicar con el ejemplo es esencial para que niños y niñas lleven un estilo de vida saludable y así evitar la obesidad infantil, señaló la nutricionista Marbella Arellano Aguilar, jefa de oficina de Enseñanza y Dietoterapéutica del Hospital General Regional (HGR) No. 1, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), delegación Querétaro.

“Parte de la dieta inadecuada de los niños la ponemos los padres. Muchas veces queremos hacer que ellos coman lo que nosotros, como padres, no comemos, por tal motivo debemos comer sanamente si queremos ver por su salud y bienestar”, comentó la especialista Marbella Arellano.

Se conoce como obesidad al incremento del tejido graso, el cual es perjudicial para la salud ya que puede ocasionar problemas cardiovasculares, en la constitución ósea de la persona, así como aumentar las probabilidades de padecer diabetes o, en el caso de los niños, desarrollar diabetes infantil.

“Si el niño llega a tener diabetes a temprana edad, hay más probabilidades de que desencadene una insuficiencia renal; que es una de las complicaciones de dicho padecimiento”, comentó la especialista.

Las principales causas de la obesidad infantil son los malos hábitos alimentarios y la falta de actividad física. Arellano dijo que en la actualidad los niños en lugar de jugar pasan mucho tiempo frente a la computadora, los videojuegos o la televisión; por lo que su pasividad contribuye en gran medida a la obesidad y el problema de salud a nivel nacional.

El aumento en el parámetro normal —entre 18 y 24.9 kg/m2— del Índice de Masa Corporal (IMC), que es la relación entre el peso y la talla, y el incremento en la medida de la cintura, son indicadores de sobrepeso u obesidad. Por tal motivo, los padres deben prestar especial atención en estas señales y tomar medidas preventivas.

Arellano dijo que la recomendación más importante para los padres de familia es que coman sanamente con sus hijos, pues “la familia debe integrarse al tipo de alimentación que en ese momento el niño requiere para cambiar sus hábitos”.

Para prevenir el sobrepeso y la obesidad en la infancia, se recomienda realizar actividad física tres veces a la semana, hacer tres comidas y de una a dos colaciones diarias; evitar el consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra y tomar dos litros de agua natural al día.

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