Desde hace 36 años las calles Gutiérrez Nájera, Damián Carmona y 15 de Mayo, en la zona centro de la capital queretana, dieron cuenta del inicio de una historia, la que habla sobre la venta de todos aquellos productos necesarios para la ciudadanía; y fue ahí donde nació el mercado Josefa Ortiz de Domínguez, popularmente conocido como La Cruz, que hoy por hoy es fundamental en la ciudad.

Si bien, diariamente este histórico lugar sirve como punto de abastecimiento para los miles de personas que acuden al lugar, es el día domingo cuando este tradicional espacio se viste de gala al recibir a miles de personas; desde las primeras horas del día, los comerciantes comienzan a levantar sus puestos para conformar el tradicional tianguis de La Cruz, en el que se puede encontrar “todo lo que necesita, pásele, pásele”, como grita uno de los comerciantes que vende artículos electrónicos.

Fue el 12 de noviembre de 1979 cuando se inauguró este mercado, que en un principio atendía a una población mucho más pequeña, y se entiende porque las realidades eran muy diferentes.

Hoy en día la velocidad a la que crece el estado exige a estos lugares atender a cada vez a más personas, quienes siempre están peleando con los diversos centros comerciales, que buscan ganarse la preferencia de las amas de casa.

El Josefa Ortiz de Domínguez, antes de establecerse era un tianguis que se ubicaba en la Plaza Fundadores, frente al templo de la Santa Cruz y se le conocía como “El mercado de abajo”; sin embargo, el tiempo y las demandas propias de la ciudadanía lo fue enviando un poco más debajo de su lugar original; donde hoy da espacio a poco más de 500 locatarios, ofertando una diversidad de productos: desde ropa, comida, frutas, verduras, artículos electrónicos, películas, videojuegos, entre mil y un cosas más.

El que entre semana se convierte en estacionamiento, los domingos se transforma en un enorme tianguis organizado de manera impecable, pues cada uno de los pasillos está identificado con una letra, situación pocas veces vistas en otros espacios; distintivos con los cuales, los miles de personas que acuden pueden identificar en dónde se encuentra ese producto que vio en una primera vuelta.

El domingo, día más familiar de la semana, se busca aprovechar este espacio al máximo, ya que desde antes del medio día ya las personas están haciendo sus compras en este lugar, o bien acuden a desayunar para no tener que cocinar en sus casas.

Ese día se puede ver a familias enteras recorriendo cada uno de los pasillos, observando todos los productos que se ofrecen, que indudablemente para los comerciantes son “los mejores que va a encontrar, la pura calidad está de este lado”, según aseguran los locatarios.

El toque mexicano. Y no podría ser un espacio tan emblemático en Querétaro si este mercado sólo ofreciera servicio para las personas que desarrollan sus actividades durante la mañana; puesto que durante la noche, el espacio conocido como Garibaldi ofrece los mejores antojitos tradicionales, para todas aquellas personas que por una u otra razón, ya sea por necesidad o por diversión, gustan de disfrutar del ambiente nocturno.

Ya entrada la madrugada, cientos de personas llegan a consumir de la comida que pudiera ser la mejor manera de concluir un día de fiesta.

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