Tlajomulco de Zúñiga.— Vicente Fernández ya reposa bajo la tierra del rancho Los 3 Potrillos, donde la tarde de este lunes fue sepultado en una ceremonia privada tras un homenaje y una misa pública a la que asistieron miles de sus admiradores.

Desde que se abrieron las puertas de la Arena VFG, la tarde de este domingo, para despedir al cantante, la gente no paró de acudir para desfilar delante del féretro del Charro de Huentitán tomando fotos y llevándose una parte de ese último momento.

Minutos antes de las 15:00 horas del lunes, unas 10 mil personas volvieron a abarrotar las butacas del recinto, el escenario se transformó en altar y las notas del mariachi arrancaron ovaciones y aplausos para Chente, como preludio a la misa cantada que se celebró en este sitio como inicio de las exequias.

Las coronas de flores se agolparon a los costados de la zona de sillas reservadas para familiares, amigos e invitados: políticos, artistas, deportistas, personas que conocieron al intérprete y convivieron con él.

En la ceremonia, el sacerdote dijo que lo más importante de la vida de Vicente Fernández no fue su canto, sino la “hermosura de su alma”, pues era humilde y manso de corazón, persona noble que sabía compartir lo mismo con el rico que con el pobre.

Un largo aplauso resonó al final de la misa para acompañar los acordes de “Guadalajara”; las palmas y las luces de los teléfonos celulares se agitaron en las gradas al ritmo de “Tú eres mi hermano del alma”.

La familia Fernández Abarca rodeó el féretro y Alejandro Fernández tomó el micrófono para agradecer las muestras de cariño hacia su padre; pidió un aplauso para su madre y entonó “Volver, volver, volver”.

Vicente Fernández ya reposa bajo la tierra del rancho Los 3 Potrillos
Vicente Fernández ya reposa bajo la tierra del rancho Los 3 Potrillos

Cuquita Abarca agradeció y bendijo a todos los que estuvieron presentes de una manera u otra, a quienes oraron por su esposo, a quienes mandaron decir misas para que se recuperara; la respuesta fue otra ovación sonora: “Cuquita, Cuquita, Cuquita”.

Con “Las golondrinas” dieron el adiós al artista.

Finalmente el cuerpo de Vicente Fernández bajó del escenario para dirigirse al sitio donde sería sepultado, pasó cerca de los corrales donde sus caballos, como si quisieran despedirlo, corrieron al lado de la carroza que llevó su ataúd; mariachis y escaramuzas le hicieron una última caravana antes de detenerse en el sitio en el que ya descansa.

Dentro de la Arena, los mariachis, ahora sí, callaron y sólo el murmullo de la gente saliendo impidió que de repente el silencio se adueñara de todo; afuera la vida seguía, muchos hicieron resonar en sus radios las canciones de su charro.

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