“Lo que más me gusta de mi trabajo es ver la cara de la gente cuando les gusta lo que hago”, afirma Ramón Vargas García, aerógrafo originario de Celaya, Guanajuato.

Explica que tiene alrededor de 17 años dedicado al muralismo. Antes era comerciante, pero desde niño tuvo la facilidad de dibujar y hacer arte con sus manos desde que estudiaba la primaria.

'Todo comenzó desde la primaria, la inquietud de querer hacer cosas diferentes, o crear cosas por uno mismo. Lo sabía copiar, pero no crear”, asevera.

Recuerda que a los ocho años entró a tomar clases a la Casa de la Cultura, a estudiar un curso básico de creatividad infantil, ahí reforzó lo que sabía y comenzó a ser totalmente autodidacta.

Comenta que muchos de los conocimientos que tiene los aprendió en la práctica diaria, con el tiempo.

Indica que no sólo se dedica al muralismo, pues también tiene conocimientos de la elaboración de tatuajes, así como la talla de madera, actividades que desarrolla desde hace 10 años y que le han dado la satisfacción de ganar varios premios a nivel nacional, y en el mismo estado.

De boca en boca

Originario y avecindado en la ciudad de Celaya, Guanajuato, asevera que la mayor parte de sus clientes son de San Juan del Río y de la ciudad de Querétaro, donde hace trabajos de manera particular, pues es muy raro que lo contraten las autoridades de alguna ciudad.

Narra que el trabajo en Querétaro llegó por casualidad, por medio de una compañera de trabajo que era decoradora y tenía muchos clientes, le ayudó a promoverse y tener más trabajos, lo que le permitió tener más trabajo en Querétaro, allá por el año 2005.

“Un trabajo me fue recomendando a otro. Hay gente que ve mi trabajo y pregunta y me contactan. La mayoría de mis servicios son en Querétaro”, abunda Ramón.

Por el momento no hay un lugar público para observar los murales de Ramón, pues sus trabajos son más con particulares que con instancias gubernamentales. En Querétaro son empresas, una en Jurica, en donde pintó la trayectoria de la empresa, desde sus inicios hasta la fecha.

Otro cliente de Ramón es una empresa de cereales. También ha hecho murales en habitaciones particulares, como recámaras y salas. En Celaya, en cambio, se pueden apreciar algunos de sus murales, como el que se ubica muy cerca del centro de esa ciudad, el cual representa las tradiciones y costumbres de Celaya.

En el caso de Sendero, donde estaba su trabajo, dice que se siente raro, pues en donde estaba su mural, ahora se anuncian grupos musicales. En aquella época se trabajó en coordinación con la Secretaría de la Juventud, “pero actualmente ya no hay ni rastro, y ahora no he tenido relación con el gobierno de Querétaro”, asevera.

“Tengo un tema. A mí me gusta trabajar mucho lo que se parezca a la fotografía, el realismo le llaman, similar a una fotografía, es lo que más me gusta trabajar, pero obviamente no estoy cerrado a propuestas nuevas o a técnicas diferentes, por lo mismo de que brindo un servicio, por lo que estoy expuesto a que me pidan un servicio, que quizá no me guste, y no por eso no lo voy a hacer, o lo voy a hacer mal o lo voy a hacer menos”, enfatiza.

En lo particular, sostiene, el realismo es lo que más llama su atención y lo que le gusta trabajar, pero no tiene ningún empacho en hacer cualquier otro estilo.

Afirma que le gusta ver la expresión de la gente cuando está pintando, justo en el momento en que está trabajando, y la gente pasa y lo ve trabajar, escucha los comentarios que hacen. “He tenido más expresiones a favor que en contra cuando ya ven mi trabajo.

“Es muy raro cuando alguien pasa y te insulta y te dice que te pongas a trabajar, que hagas algo de provecho, nunca falta, pero es más el punto a favor que en contra y eso es lo que me llena más de satisfacción”, resalta.

Dice que gusta que la gente disfrute de su trabajoy pueda apreciar lo que realiza, esa es la máxima satisfacción, más cuando logra la satisfacción de su cliente con lo que pidió de su trabajo.

Explica que los clientes le deben de explicar su idea, él la capta y luego comienza el proceso creativo, “es reproducir de tu mente a una imagen lo que estás pensando. Es lo que me agrada, que en todas las veces el cliente queda satisfecho, eso me agrada de realizar mis pinturas”.

Agrega que le gusta transmitir sus conocimientos, no es egoísta. Hace dos años dio cursos en la Universidad de Celaya de aerografía, de hecho muchos de los alumnos de esa ocasión era grafiteros, pero no eran alumnos de la universidad.

“Se les brindaban la doctrina a arquitectos, rotulistas, pintores o a gente que le gusta el arte, o sencillamente porque querían usar el aerógrafo. Mucha gente no sabe usarlo y se les dio una clase. Tuvimos muy buena respuesta.

“En 2004 estuvimos dando clases en la Casa de la Cultura de Celaya. Ahí era profesor de creatividad infantil”.

Enfatiza que le gustaría compartir sus conocimientos con otros jóvenes interesados en su trabajo y desarrollarlo, “para que haya más gente que pueda expresarse, para que llegue el momento en el que la misma sociedad ya no lo pueda criticar.

El arte del grafitti

La misma sociedad, continúa, llegará a un punto en el que ya no podrá ver mal, por lo mismo que habrá más gente haciendo ese trabajo, llegará el día en el que será algo que forma parte de la sociedad.

Enfatiza que aún en ciertos círculos sociales es mal visto el arte del grafiti, cuando ya está considerado de esa manera y no se quitará con nada.

“Todavía hay mucha gente que mira el arte, este tipo de arte, como un tabú, todavía lo estigmatizan o lo vandalizan o lo catalogan como vandalismo. Eso es una cosa muy errónea, debemos de quitarnos esos prejuicios y abrirnos más a diferentes técnicas, no porque alguien haga un pintura en un bastidor, a ese se le llama artista.

Al contrario, el arte es al forma en la que te expresas y como te quieres expresar. Para mí eso es arte, no es sólo pintar en cierta superficie, es expresar algo a través de la pintura, en ese caso un aerógrafo”.

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