En cielo guanajuatense, la Universidad Aeronáutica de Querétaro (UNAQ) con el apoyo de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), realizaron con éxito pruebas de un sistema de enlace satelital, cuyo desarrollo y diseño estuvo a cargo de científicos y estudiantes queretanos.

La prueba realizada en el Parque Explora de León, Guanajuato, consistió en la presentación y lanzamiento de un satélite, cuya característica física es un pequeño cubo, denominado CubeSat, que después de dos horas y media de que se puso en el aire, fue localizado en el municipio de San Felipe, en esta misma entidad federativa.

El satélite funcionó mediante dispositivos de comunicación que enviaron imágenes y parámetros de la atmósfera (temperatura, humedad, presión) a una estación terrena, que operaron académicos y alumnos de la UNAQ, quienes contaron con el apoyo de personal de la empresa Remtronic, que como prestador de servicio se dedica a realizar vuelos suborbitales con globos estratosféricos inflados con helio, que se utilizan para llevar a cabo pruebas especiales de instituciones académicas.

El objetivo de esta actividad, informó la UNAQ, consiste en el desarrollo de una familia de satélites pequeños con un peso menor a 100 gramos y un tamaño no mayor de 50 milímetros, que además sean un medio económico y sencillo de conducir experimentos satelitales para universidades, centros de desarrollo científico, asociaciones de aficionados y personas físicas.

Solicitan permiso a la DGAC

El director general de Remtronic, Jonathan Rubén Remba Uribe, expuso que el día del lanzamiento se tuvieron vientos de más 100 kilómetros por hora, lo que permitió que el dispositivo se alejara, cielo despejado, “lo cual ayudó a tener un vuelo exitoso que cuando llegó a 35 mil metros de altura se desplazó para el noroeste y su descenso fue de cinco metros por segundo, que lo desplazó por el rumbo de la Sierra de Lobos, donde está San Felipe”.

La decisión de realizar el lanzamiento satelital en León es porque en dicha ciudad se cuenta con condiciones geográficas y de comunicación que permiten un buen sistema de rastreo, además de que por ser una zona árida, sin bosques densos, fue fácil encontrar el satélite después de su caída.

“Por ejemplo si se quisiera hacer la recuperación del satélite en la Sierra de Guerrero o en la Sierra Gorda de Querétaro se complica el rescate debido a que ambas zonas se tiene una capa de vegetación demasiado espesa, que sería muy difícil acceder al lugar”, expuso”.

Precisó que por ser un objeto que sube y cruza las trayectorias de los vuelos de los aviones comerciales, se le pidió autorización a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) para hacer el lanzamiento del satélite, “el equipo es impulsado en el aire por un globo especial que tiene la capacidad de volar cuatro veces más alto que un avión”.

Al momento que truena el globo, explicó, baja el equipo satelital con un paracaídas, “pero nunca entra en orbita, debido a que el ejercicio es una simulación de un lanzamiento real, aunque un satélite real si entra en órbita. Lo interesante del ejercicio es que entramos en condiciones espaciales”.

Desde que el CubeSat inicia su vuelo, dijo, la DGAC lo monitorea: “nosotros a ellos les precisamos hora del lanzamiento, cuando estalla el globo y cuando caiga el globo, para que estén tranquilos, además de que también tienen un monitoreo en tiempo real”.

El globo que se utiliza para impulsar el lanzamiento del satélite, explicó, se infla con gas para expandirse a 12 metros que es su elasticidad máxima, “ya cuando está en el aire estalla y después se abre un paracaídas cuando empieza a caer el equipo y eso lo lleva seguro a tierra. La caída dura alrededor de 35 minutos”

Fines didácticos

El Director de Desarrollo Industrial y Comercial de la AEM, Francisco Romero, reveló que la construcción y diseño del satélite inició en agosto de 2017, como resultado del diplomado que se denominó “Misión Thumsat” que se ofrece en la UNAQ, institución que empezó ya el desarrollo de algunos programas académicos enfocados al sector espacial, considerando que la mayoría de sus carreras técnicas, ingenierías maestrías y cursos se dirigen a la industria aeronáutica.

El lanzamiento realizado, puntualizó, fue con fines didácticos, “con el fin de que las autoridades de la UNAQ como los estudiantes se familiaricen con este tipo de sistemas espaciales, a fin de que en el futuro continúen con otras misiones”.

Dijo que el objetivo del lanzamiento se cumplió, debido a que el satélite transmitió información en tiempo real durante su recorrido por el aire y después se pudo recuperar la información y los datos, “eso ayudará a mejorar en los siguientes diseños”.

“El satélite estuvo transmitiendo dos horas con 45 minutos desde el aire y su batería se descargó un 10%. Nosotros íbamos en tres vehículos monitoreándolo desde abajo tanto su posición como la altura y en la estación terrena móvil recibíamos la información que nos enviaba para irlos almacenando”, explicó.

“El satélite cayó en San Felipe (que se localiza casi a 120 kilómetros de León), en un rancho propiedad de un señor que nos dijo que se llama don Fermín y él nos facilitó la entrada para poder recuperarlo. Lo destacable es que no tuvo problemas estructurales”, indicó.

En el proyecto, abundó, también participó la empresa MxSpace con asesoría técnica, debido a que ayudó a programar los microprocesadores y nano censores del satélite, además de crear el bus de datos.

Además la AEM participó al compartir información de cuál es la tendencia en la tecnología de los nano satélites, “y también enviaron ponentes internacionales, entre ellos ingenieros de las fuerzas áreas de los Estados Unidos, quienes dieron una introducción de lo que es la actividad espacial”.

El objetivo a largo plazo con este tipo de ejercicios, dijo, es crear nuevos cuadros profesionales que después sirvan para encabezar proyectos de mayor envergadura.

Rezago espacial

El secretario de Planeación y Vinculación de la UNAQ, Federico Pérez Fuentes, dijo que la actividad espacial se encuentra muy ligada a la aeronáutica, “es por eso que se decide incursionar en proyectos como estos, diseñar y desarrollar un satélite”, en el que se aplicó una inversión de un millón de pesos, provenientes de los fondos de ciencia y tecnología que aporta el Conacyt.

“Es de nuestro total interés en la institución formar capital humano para resolver y darle soporte a nuestro país en la actividad espacial”, dijo Pérez Fuentes, quien abundó que un satélite ayuda para atender problemas de desastres naturales, además de monitorear el clima, posibles plagas de cultivos, y también estudiar los océanos y la atmósfera, entre otros.

Reconoció que la UNAQ es una institución que se suma para abatir el rezago en el sector aeroespacial, “pues recordemos que únicamente la UNAM es la que viene haciendo pequeños satélites desde hace muchos años, pero el esfuerzo era muy pequeño, es por eso que nuestra institución no se debe quedar atrás”.

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