Hasta antes que Malcolm Butler interceptara el último pase del Super Bowl XLIX a escasos centímetros de su zona de anotación, los titulares de los espacios deportivos y las búsquedas en internet se centraron  por más de 10 días en el caso ‘Deflategate’. Un  nuevo escándalo para los  Patriots de Nueva Inglaterra  que volvieron estar a merced  de las críticas y resquemor del resto de la liga,  hasta que recibieron un calmante de las manos del “desconocido” Butler que  les hizo olvidar las horas de pena para celebrar meses de gloria.

Una yarda que marcó la historia en 2015 dentro del campo del University of Phoenix  y encumbró a Tom Brady y los ‘Pats’ a la parte alta de las páginas de la NFL,  pues no sólo sumaron su cuarto anillo de campeonato, sino que lo volvieron a perpetuar con drama al resistir el último embate del campeón del 2014 que se negaban a morir, pero  que finalmente lo hicieron con la espiral de Russell Wilson que fue arrebatada por Butler para mantener el 28-24 en el marcador. Aunque Seattle fue capaz de ponerse 24-17 arriba, en el  último cuarto, los Patriots acortaron distancia  20-24  con pase de Brady a Danny Amendola.  Después, con poco más de dos minutos, Tom Brady volvió a ser Tom Brady y encaminó a una ofensiva que culminó con anotación en pase a Julian Edelman. Un triunfo que aún se sigue celebrando en Boston y cuanto rincón de Patriot exista pero que no borra  los más de tres millones de dólares que gastó la NFL  en la investigación del ‘Deflategate’  que concluyó en 243 páginas que era “más que probable” que dos empleados de los Patriots desinflaron a propósito los balones, por debajo del límite permitido por la liga, y que Tom Brady “al menos tenía una idea” de lo que estaba pasando. Brady, elegido como el Jugador Más Valioso del Super Bowl cuando los Patriots conquistaron su cuarto título, fue suspendido por cuatro partidos, pero un juez revocó la sanción una semana antes del inicio de la temporada, y criticó al comisionado Roger Goodell por “imponer su propia justicia tipo industrial”. Sin saber la resolución del caso,  a finales de abril, el presidente Barack Obama rindió homenaje a los Patriots por su triunfo en el Super Bowl pese a la “enorme distracción” y “circo mediático” que significó el entorno  de  los balones desinflados durante el juego de campeonato de la Conferencia Americana contra los Colts de Indianapolis. Obama reconoció en la Casa Blanca que “toda la historia se salió de dimensiones”.  El mandatario estadounidense   agradeció a los Patriots por visitar escuelas y hospitales y señaló que son un ejemplo para la sociedad. La temporada 2014-2015 también estuvo marcada por la política de no violencia doméstica que instauró la liga para castigar los casos que expusieron a la NFL como el de Ray Rice y Adrian Peterson por citar algunos. Pero Al final Bill Bellichick volvió demostrar que en la guerra y en el futbol americano, todo se vale con tal de ganar. Redacción

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