GUADALAJARA.— Cuando no hay futbol, los resultados maquillan todo. Cuando no hay ninguna de esas dos cosas, la crisis explota. El Rebaño Sagrado se hunde en su mediocridad. No encuentra la salida. El descenso es un fantasma que le sigue de cerca. Y su afición está cada vez más fastidiada. Por eso, los abucheos tras el gris empate 0-0 de este domingo en casa frente a Puebla, rival directo en la tabla porcentual.

El actual proyecto de Chivas tiene sus fundamentos en las “formas”. Al menos eso dice la teoría pregonada por la directiva. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Este Guadalajara de Carlos Bustos no ha encontrado el buen futbol. Y la primera parte en el estadio Omnilife no es la excepción. Futbol aburrido es el distintivo rojiblanco.

Un susto provocan los visitantes. Un largo pelotazo es mal medido por Édgar Tepa Solís. Alfonso Tamay le gana fácilmente la posición. Toma adelantado al arquero Antonio Rodríguez. Cabecea por encima. Nada que hacer para el portero. Pero para fortuna del Rebaño Sagrado, la redonda se va por arriba, al 5’.

Y como el cuadro rojiblanco poco produce al frente, tiene que ser un zaguero central el que genere peligro. Ángel Reyna cobra un tiro libre por el costado izquierdo. Jair Pereira salta en el área y roza el esférico. Rodolfo Cota tiene que estirarse para desviar a tiro de esquina, al 6’. En el cobro desde el banderín, nuevamente Pereira cabecea por encima del arco.

Esa es la mayor muestra de producción ofensiva por parte de los dirigidos por Carlos Bustos. Porque a partir de entonces, el encuentro cae en un tedioso letargo. La pelota de un lado a otro. Y los apenas 12 mil aficionados reunidos en la casa rojiblanca se hunden en un mar de aburrimiento patrocinado por dos equipos que luchan por salvarse del descenso.

En el arranque del complemento, Chivas encuentra la oportunidad inmejorable de abrir el marcador. No es que juegue mejor o que en el vestidor, durante el descanso, se haya dado un cambio radical de actitud. Es simplemente la dosis de fortuna que en ocasiones acompaña al futbol.

Una vez más, Jair Pereira se va al frente ante la inoperancia de sus compañeros. El defensa central conduce y avanza sin que le salgan al paso. Mirada levantada. Opta por el disparo desde lejos. Gran ejecución. Cota vuela. No alcanza. La redonda se estrella en el travesaño y pica dentro del terreno de juego. Reyna controla dentro del área. Óscar Rojas le marca de cerca. El refuerzo rojiblanco cae al césped.

El silbante Jorge Antonio Pérez marca un penalti que no parece. Mientras corre para señalarlo, tropieza. Termina en el pasto, pero la decisión está tomada. Reyna pide el balón. Lo acomoda en el manchón. Patea con pierna derecha. Rodolfo Cota adivina la trayectoria. Desvía con una mano. La redonda pega en el palo y se aleja. Chivas ha fallado, al 52’, la opción más grande.

Chivas termina con nueve hombres por las expulsiones de Néstor Vidrio (68’) e Israel Castro (76’); por Puebla recibió la roja Michael Orozco (73’). Guadalajara cierra el encuentro como lo inició: sin futbol y en un tobogan que parece conducirlo al desceso, a menos que se corrija el rumbo a la brevedad.

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