En la cancha del estadio Cuauhtémoc, existió un desastre auriazul. Un equipo que derrochó fracaso y fue un remedo de su historia. Careció de dignidad, talento y, peor aún, por si eso fuera poco, de un rumbo para salir del abismo de la Liga MX.

Hoy, Pumas es sotanero. Cruel realidad para lo que alguna vez fue una institución legendaria y capaz de generar futbolistas de renombre e históricos. Anoche, tuvo una nueva pesadilla, ante uno de los peores equipos del torneo, el Puebla. La Franja, goleó 3-0 a los felinos, que ya suman 10 derrotas.

La estampa que muestra a la perfección lo que son los universitarios es Nicolás Castillo. Apenas iba a cumplir siete minutos de actividad, luego de regresar de una lesión, y se hizo expulsar. El chileno insultó al silbante Adonai Escobedo, para dejar a sus compañeros contra las cuerdas. A Nico parece que no le interesa pertenecer a uno de los clubes más prestigiosos de la Liga MX. Es más un cáncer, que una solución.

La zaga del Pedregal tiene grietas profundas. Culpa de la directiva actual y pasadas por no haber solidificado esa zona del campo.

Apenas a los 16 minutos, La Franja encontró una buena triangulación que terminó en un remate en el área chica de Jesús Escoboza. Es inadmisible que un atacante se encuentre tan cerca y solitario para marcar, pero Pumas, ahora mismo, posee esa capacidad autodestructiva.

A la hora de partido, Josecarlos Van Rankin cometió una pifia que puede ser catalogada como la de un futbolista que jamás va a sobresalir en el máximo circuito. Derribó en el área a Jerónimo Amione y el árbitro marcó penalti.

Desde los 11 pasos, Francisco Torres hizo el segundo gol camotero. Adiós cualquier intento de resurgimiento auriazul.

Los huecos en la zona de seguridad capitalina se hicieron más grandes. Los contragolpes del Puebla finiquitaron el encuentro. Una escapada de Francisco Acuña terminó en las redes de Alfredo Saldívar (70’).

Se confirmó la debacle felina. Eso sí, a media semana Abraham González y Pablo Barrera fueron a un evento publicitario de la Fórmula 1 para jugar una “amena cascarita” en vez de entrenar.

Los Pumas son un desastre. No pueden estar peor. Vergüenza para sus seguidores por tener 11 puntos de 45 posibles. Un culpable: su presidente, Rodrigo Ares de Parga. Redacción

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