TOLUCA.— Toluca fue un infierno para Cruz Azul, que hizo un nuevo ridículo y vio desvanecerse sus opciones de avanzar en la Liguilla, al caer goleado por 3-0 ante unos Diablos que hicieron lo suficiente para maniatar a los Cementeros, que para seguir con vida deberán al menos ganar por el mismo marcador si pretenden evitar llegar a 16 años de frustraciones.

Todo indica que esto ya se encuentra cocinado.

Óscar Rojas, un autogol de Jaír Pereira y Francisco Gamboa fueron los verdugos de los azules, que volvieron a espantarse con el fantasma que significa estar en las finales, mientras que Toluca está cada vez más cerca del cielo.

Mientras Cruz Azul jugó a ver lo que hacían los Rojos, Toluca supo qué hacer durante la primera parte. Una en la que Toluca jugó como se juega una Liguilla, y la Máquina no supo a qué jugar.

El juego fue de un solo lado, del bando escarlata. Con una media cancha dinámica, que no estaba quieta, a pesar de que Antonio Naelson Sinha se encontraba en la banca, los Cementeros sólo atinaron a buscar el pelotazo en dirección a donde estaba Joao Rojas, quien pecó de personalista.

Hubo mucho dominio rojo, pero la primera llegada de peligro fue de Cruz Azul y ahí despertó el Diablo, ahí comenzó a hacer daño.

Al final la historia no cambia en lo que a Cruz Azul respecta. La ilusión parece perderse en lo cotidiano. Hoy, otra vez, La Máquina está apunto de decepcionar, porque Toluca fue un infierno y prácticamente está en las semifinales.

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