El último adiós a la memoria de José Sulaimán. Una misa en la Basílica de Guadalupe, tal y como fue la voluntad del que fuera presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) a lo largo de 38 años.

A ritmo de mariachi, en lugar del coro del hogar de la Morenita del Tepeyac, se realizó una misa capitular en el recinto religioso. Familiares, amistades, entrenadores, campeones y ex campeones, ofrecieron sus últimas condolencias luego de tres días de velorio a la memoria de Sulaimán, que falleció el jueves pasado en Los Ángeles.

“Ha sido muy difícil estar triste porque la demostración de cariño de tanta gente, de todas las maneras posibles, nos ha llegado de todo corazón. Estamos muy fuertes, muy unidos, y ratificó que lo que hizo mi papá, intentó y luchó, valió la pena todo ese trabajo”, compartió Mauricio Sulaimán, hijo de ‘don José’, quien se convirtió en el vocero de la familia Sulaimán Saldívar.

A la Basílica llegaron los campeones mundiales vigentes Jhonny González, Zulina La Loba Muñoz y Jessica González. Los ex monarcas como Humberto La Chiquita González, Ultiminio Ramos, Lupe Pintor, Pipino Cuevas, Édgar Sosa. Todos reunidos con la misma intención de acompañar al último adiós público a su ex líder.

“Ahora nos toca a nosotros mantener ese nivel que ‘don José’ ayudó a catapultar. Deja un gran vacío, pero también hay gente muy capaz que puede tomar su lugar para que el CMB siga siendo el mejor del mundo”, apuntó Édgar Sosa.

José Sulaimán era devoto de la Virgen de Guadalupe. Cuando se encontraba hospitalizado tras su operación a corazón abierto en octubre pasado, a Sulaimán le acercaron una figura de la Virgen, que apretó con su mano pese a su estado de coma. Y, así con dicha figura en la mano, fue como expiró.

“Por todo lo que hizo por el deporte y en su vida, él nació para servir. Eso lo aprendió de sus papás. Eran muy buenas personas, muy entregados a Dios, a la Virgen. Siempre nos inculcó que uno debe de permanecer en ver cómo hacer el bien. El irte a dormir reflexionando en el bien que se hizo. Y si no, el meditar el cómo hacer un mejor mundo para todos”, compartió Mauricio.

La caja de cenizas con los restos de Sulaimán fue puesta en las escaleras del altar. Justo junto a un cinturón de campeón del CMB, ante la mirada reflexiva de sus allegados. Hasta de los que alguna vez fueron críticos con el ex dirigente como el entrenador Nacho Beristáin.

“El boxeo es un deporte de conflicto, de pleito, pero mi papá siempre intentó hacer lo mejor. Él sabe que en algunas decisiones se equivocó pero siempre actúo de buena fe y buscó rectificar el camino. Ver a ‘don Nacho’, estando aquí es lógico porque siempre fue recibido con las manos abiertas y fue un buen amigo de mi papá”, aclaró Mauricio.

El padre Gustavo Watson fue el encargado de celebrar la misa dedicada a reflexionar sobre la ausencia del que también fuera columnista de EL UNIVERSAL.

Las últimas despedidas en el lugar que Sulaimán había escogido.

“Solamente buscamos estar con él, recordarlo como un gran ser humano. Tengo mucho que agradecerle a Don José. Sé que ayudó a muchos boxeadores. Hay que recordarlo así, con una sonrisa, con sus carcajadas tan sabrosas y con su corazón así tan noble”, puntualizó el luchador El Hijo del Santo.

Google News

TEMAS RELACIONADOS