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En el deporte, como en la vida, es tan importante saber cómo fracasar, cómo tener éxito. Los especialistas dicen que hay que aprender a asumir las derrotas sin traumas ni frustraciones, puesto que son ineludibles si se desea triunfar. Al sentimiento de fracaso se le define como una emoción intensa, desagradable y dolorosa, motivada por no obtener lo que se anhela. Suele afectar por un mal resultado, una crisis en la carrera deportiva o, según la Enciclopedia Mundial del Deporte, “también y aun más frecuentemente por causas psicológicas, infinitamente complejas y variadas”. Para aminorar sus efectos, la psicología deportiva se encarga de acondicionar mentalmente a los atletas antes de las pruebas y de estabilizarlos emotivamente después. Sin embargo, el rechazo social a la idea de fracaso genera mecanismos de defensa que muchas veces llevan a no reconocerlos, a cometer errores, a no responsabilizarse por ellos ni a investigar sus causas ni menos a corregirlas.

El escritor ruso Fedor Dostoievsky (1821- 1881) decía: “Después de un fracaso, los planes mejor elaborados parecen absurdos”. Sus efectos ponen a prueba no sólo el valor del deportista, sino su aptitud para perseverar en lo que se propone. El ex primer ministro británico Winston Churchill decía: “El éxito no es definitivo; el fracaso no es una fatalidad. Lo que cuenta es el valor para continuar”. Incluso el escritor estadounidense Og Mandino (1923- 1996) manifestaba: “Amaré al que tiene ambiciones porque podrá inspirarme; amaré a los que han fracasado porque pueden enseñarme”.

El fracaso es la cara opuesta del éxito. Para enfrentarlo es fundamental la voluntad. Los fuertes tienen mecanismos de defensa y se reponen; los débiles, en cambio, se deprimen, se anulan y les cuesta reponerse. El escritor francés Honorato de Balzac (1799- 1850) decía: “Un hombre nulo es algo terrible; pero hay otra cosa peor: un hombre anulado”.

Muchas veces la sensación de fracaso sobreviene por la tardanza o incertidumbre en lograr el éxito esperado. El poeta Amado Nervo decía: “La mayor parte de los fracasos nos viene por querer adelantar la hora de los éxitos.” Desde la poesía, el potosino Félix Dauajare, en Hoy, se pregunta: “¿Qué puede hacerse cuando lo que se espera/ se quita los zapatos a las puertas de lo inmediato?/ ¿Qué si el día no es tan grande/ para decir lo que se oculta tras el ardor/ y de pronto nos falta todo el aire/ toda la luz/ y toda la certeza?”.

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