El ex entrenador juvenil inglés de fútbol Barry Bennell fue condenado hoy por un juez de Liverpool a 31 años de cárcel por abusos sexuales de menores de edad.

Bennell, de 64 años, fue hallado culpable de haber abusado de 43 personas de entre ocho y 15 años en la década de 1980.

Bennell, descrito por la fiscalía como un "pedófilo depredador", trabajó en el Crewe Alexandra y en Manchester City y su nombre saltó a los medios en 2016, cuando el ex futbolista profesional Andy Woodward denunció haber sido sometido a abusos durante su infancia.

La revelación provocó que otros ex jugadores rompieran el silencio y denunciaran por abusos tanto a Bennell como a otros entrenadores juveniles. Los jóvenes eran sometidos a abusos en la casa del entrenador o en el coche camino a las prácticas.

Bennell reconoció en su momento siete casos de abusos, aunque no brindó mayores detalles aduciendo problemas de memoria debido a una enfermedad que padece.

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