SEVILLA.— Con goles de Cristiano Ronaldo, Gareth Bale, Karim Benzema, Ángel Di María y Álvaro Morata, el Real Madrid se impuso con comodidad en cancha del Betis (5-0), para unirse transitoriamente al Barcelona y el Atlético de Madrid en la cima de la Liga española.

Los tres suman 50 puntos, aunque blaugranas y Colchoneros jugarán hoy sus respectivos cotejos de la vigésima fecha.

Tras el empate entre los líderes la jornada anterior, el Madrid se puso a tres puntos de distancia, ganando al Espanyol (1-0), e intensificó la persecución con su séptima victoria al hilo ante un desquiciado Betis, que sigue colero (11 unidades) y podría cesar próximamente a su segundo entrenador del curso, Juan Carlos Garrido, debido al pobre balance de un empate y cinco derrotas.

En ocasión propicia para dar una estocada al campeonato, los atacantes del cuadro visitante inclinaron la balanza en su favor, siendo CR7 el iniciador con su tanto (10’), al que siguieron el octavo de Bale (25’), décimo de Benzema (45’) y terceros tanto de Di María (62’) y Morata (88’).

“Hubo mucha concentración. Defendimos bien y jugamos rápido, con muchas soluciones para marcar. Ronaldo, Bale y Benzema estuvieron muy eficaces. Era una oportunidad importante para llegar a la primera posición. Puede ser por una sola noche, pero hoy [ayer] dormimos bien”, valoró el timonel madridista, Carlo Ancelotti.

Tras un inicio contemplativo de los Merengues, Cristiano rompió el partido, y casi la red, con su tanto 21 del torneo, el que le afianza como máximo cañonero, casi en sentido literal, porque fue un misil desde 25 metros de distancia, con el que dejó petrificado al arquero Stephan Andersen, así como a la fiel afición del Betis.

El portugués, cómodo y rebosante de confianza, se dio gusto en feudo visitante y llevó de cabeza a la zaga verdiblanca, incapaz de contener sus arrancadas por banda izquierda, frecuentes asociaciones con Di María y capacidad de desborde.

Su libertad de movimientos le llevó al flanco opuesto del ataque y, desde allí, forzó un tiro libre, cuya ejecución cedió a Bale, quien agradeció el gesto con un toque suave y ajustado al límite del roce con la barrera, de nuevo inalcanzable para el arquero.

El resto fue un monólogo del gigante español.

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