SAN FRANCISCO.— Son uno de los símbolos distintivos de esta ciudad, pero en los últimos años, las gaviotas se están convirtiendo en una verdadera pesadilla para los peloteros y aficionados que acuden al AT&T Park.

En juegos nocturnos, especialmente en las últimas entradas, ya cuando los aficionados comienzan a dejar el estadio, las gaviotas descienden a las gradas para devorar con velocidad lo que encuentren en su camino: papas a la francesa, hot dogs y prácticamente cualquier comida que encuentren.

Aunque para el ojo inexperto, las gaviotas son las mismas que siempre han vivido en el área del estadio, la verdad es que se trata de una nueva especie que vive en la famosa isla de Alcatraz, además de en las de Farallon y su población estimada ronda las 30 mil.

Aunque antes no eran un problema, ahora cientos de ellas descienden no sólo a las gradas, sino al diamante, y no es raro que su excremento caiga en los aficionados.

Apenas el pasado 8 de julio, durante un partido de 16 entradas, fueron tantas las que volaron durante las cámaras de televisión que llegaron a bloquear la señal.

“¿Es una locura no?”, dijo el jardinero de los Gigantes Andrés Torres. “Volteas hacia arriba y están por todos lados”.

Además el parador en corto Brandon Crawford dijo que los emplumados blancos sin duda son una distracción para ellos.

“Tratas de concentrarte en el pitcher, pero sin duda te das cuenta dónde están”, dijo.

Entre los misterios que rodean la presencia de las gaviotas está el saber por qué sólo llegan a los encuentros cuando están a punto de terminar y no antes.

Entrevistado por el diario Mercury News, el biólogo Russ Bradley afirmó que quizá sean atraídas por las luces del estadio.

Otra teoría es que puede ser el movimiento de aficionados rumbo al estacionamiento o incluso podría ser cuando suena la melodía Take Me Out to the Ball Game, que usa un órgano en la séptima entrada.

La verdad es que nadie sabe porqué.

“Son aves increíblemente inteligentes”, dijo Bradley. “A no ser que quieran poner un domo, no hay una respuesta sencilla al problema”.

Los directivos de los Gigantes dijeron que cuando hay fuegos artificiales o grandes multitudes aplaudiendo, las aves no se acercan a las inmediaciones del estadio.

En 2011, un halcón de cola roja apodado Bruce Lee comenzó a frecuentar el parque y las gaviotas desaparecieron, pero luego de unos meses, también se fue Bruce Lee.

Debido a una ley federal, los directivos de los Gigantes están impedidos de matar a las aves. Contratar a un halconero costaría ocho mil dólares por juego, informó Jorge Costa, jefe de operaciones de los Gigantes. Además, agregó, que la imagen de un halcón asesinando gaviotas en la televisión abierta no sería nada agradable para nadie.

Por ahora, no hay soluciones.

“Es un tema que tomamos con seriedad, pero es un asunto delicado, no queremos hacer cosas que parezcan inhumanas”, dijo Costa.

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