MOSCÚ.— Luis sin miedo. Con toda la fe escoltando sus pasos. Un suspiro. Un salto. La historia a sus pies. Una medalla eterna. Un país que tiembla al verlo triunfar como nunca otro mexicano lo ha hecho. Victoria de bronce.

Luis Rivera consiguió el tercer lugar en la final de salto de longitud en el Campeonato Mundial de Atletismo Moscú 2013. El sonorense es el primer deportista de México con una presea mundial en una prueba de campo y queda para la posteridad.

Valiente y seguro de sí mismo, Rivera Morales nunca dudó de su entrenamiento, de su capacidad. Siempre se vio como uno de los ganadores en el estadio olímpico de Luzhniki.

“Cuando vi que el ruso saltó 8.56 metros [la mejor marca del año] me eomcioné tanto que yo dije: ‘N’ombre, ahorita salto 8.60’, y en verdad me la creía. No necesitaba que alguien viniera y me dijera ‘tú puedes’. Yo me la creo y si ustedes se la creen... Si pasa por tu mente, pasa por tu vida”, dijo emocionado el atleta de Agua Prieta, Sonora.

“El momento más importante fue cuando vi el 8.27 [metros] en la pizarra, sabía que ahí era tercero”, recordó Rivera, cuya consigna fue darlo todo, sin calcular nada.

“Al principio no me sentía nada cómodo con mi carrera... Hasta que en la quinta ronda me acomodé”, indicó. “Así que me dije: ‘prefiero morir en la raya, más vale no regalar ningún centímetro’... y me hice al frente”.

Luis Alberto, de 26 años de edad, le ha dedicado 15 a entrenar atletismo de forma apasionada. Está agradecido con la vida, porque tuvo la oportunidad de representar a México en este Campeonato Mundial.

Llevar a cuestas el peso de la esperanza de su familia, de su entrenador y de todo un país, no le restó seguridad al Canguro mexicano.

“Lo que pensaba del estadio lo vi muchas veces antes en mi mente. Me veía con la bandera de México en la pista... feliz, saltando de alegría”, comentó el campeón de la Universiada Mundial en Kazán, quien admite que subir al podio no fue sencillo.

“Fue una competencia muy difícil, sabíamos que cualquier cosa podía pasar. Todos los que están allí merecen mucho respeto. Todos han saltado 8.20, 8.30, 8.40 metros en su momento. Simplemente teníamos que ejecutar bien a la hora cero y estamos contentos del resultado”.

El entrenador de Luis, Francisco Olivares, ha forjado a su atleta y su trabajo se ve reflejado en el progreso del sonorense, quien al término de la justa se lanzó a las gradas, donde ambos se fundieron en un abrazo que no necesitó palabras.

“Quiero inspirar a una generación, dejar huella más allá de lo deportivo. Yo sé que mi historia es sólo una de muchas que podemos tener en México, sólo debemos tener la disciplina y la entrega para perseguir nuestros sueños. Esto no es el final, porque se vienen competencias muy importantes”, concluye Luis, quien no tiene miedo, porque siempre “se la cree” y así se ha convertido en campeón.

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