Pumas se encontraba en otro lugar que no era precisamente su casa. Su futbol distraído, lejos de lo que había mostrado en los últimos tres juegos, delató a los felinos: sí, pensaban en el América.

Los colores azulcrema invadieron la mente felina. De hecho, la nublaron. Hilos rotos, sin la intensidad de otros fines de semana evidenciaron a un equipo poco reconocible, lejos del que llevó a Universidad a sumar tres victorias en fila.

Martín Bravo, sin su letalidad del líder de goleo; ninguna escapada, nulos mano a mano. Daniel Ludueña deambulaba cerca del área, pero sin su punzada clásica por la vía del pase filtrado o el tiro de media distancia que suele herir a los rivales. Pumas resultó un equipo extraño, ajeno a sí mismo para que sólo alcanzara empatar 1-1 con Atlas.

“El rival supo lo que venía a jugar y supo cómo pararse, nosotros en el primer tiempo, no fuimos intensos, apenas en el segundo mejoramos y sacamos el resultado”, describrió el técnico puma, José Luis Trejo.

Adormilados, los auriazules consintieron a los rojinegros en el duelo de ayer en el estadio de CU. Le permitieron crear un estilo de juego cómodo para un equipo que busca arañar puntos a como dé lugar.

Justo un golpe de talento le dio a los Zorros la ventaja, que parecía nunca perderían. Golazo al ángulo de Arturo González (20’) lastimó a los universitarios que alcanzaron a recuperarse del letargo.

Antes del inicio del segund tiempo, el sonido local de Ciudad Universitaria anunció la salida de Dante López. Los asistentes aplaudieron fervientes la salida del paraguayo, quien dio su lugar a Ismael Sosa.

Dicen que el público siempre tiene la razón. Ayer se cumplió esa sentencia popular. Los fanáticos auriazules algo presentían.

El ariete argentino se convirtió en el rescatista de la buena racha de Universidad. Su etiqueta de gran refuerzo por fin tuvo respaldo en el terreno de juego.

Sacó un disparo, lo cruzó para derrotar a Federico Vilar. El grito de gol por fin sacudió del aburrimiento a los presentes. A falta de 15 minutos para el final, parecía que Pumas daría la voltereta.

Mas volvió a recordar que la siguiente semana visita a su acérrimo rival. Se olvidó otra vez del duelo ante el Atlas para enfocarse y reservarse para el duelo ante el América.

Los felinos se volvieron a dormir y se atascaron en la improductividad al frente. El partido transcurrió sin mayores aspavientos. En las tribunas se escuchaban cánticos contra las Águilas.

El encuentro de ayer sirvió como una aduana necesaria, pero estorbosa para Pumas, que desde ya preparara su clásico.

Lo único que alcanzaron a rescatar los universitarios fue su buena racha, cuatro partidos sin perder, que le hacen suponer que para el duelo del próximo sábado llegan mejor que su máximo enemigo.

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