Hace varios años que Miguel Herrera perdió el miedo a caminar al borde del abismo. Genuino aventurero del futbol que jamás dudó cuando se le ofreció sustituir a Víctor Manuel Vucetich.

El director técnico de la Selección Mexicana sabe que no tiene margen de error. Justo eso es lo que pone su sangre a punto de ebullición.

Lidiar con enormes dosis de presión es su modus vivendi, por lo que no le asusta el ineludible compromiso de clasificar al Tricolor al Mundial Brasil 2014.

“Estoy muy contento y siempre he tomado los retos de frente; cuando vienen, no espero que sean llenos de flores o con el camino sin espinas”, presume El Piojo, en charla con EL UNIVERSAL. “Como vengan, le atoramos, porque no te regresan”.

Asumió la dirección técnica del Atlante (2002), el Monterrey (2004), el Veracruz y los hoy Estudiantes-Tecos (ambos en 2008) con problemas de descenso. Sólo no pudo salvar a los Tiburones Rojos. Hace casi dos años llegó a un América en crisis. Hoy, es campeón y líder del Apertura 2013.

Hoja curricular que demuestra su efectividad en misiones que lucen bastante complicadas.

“Me parece que la elección de estar aquí... Mi trabajo me avala. Si lo merezco o no, acá no es de eso, sino de que te vean y, cuando venga, lo tomes”, sentencia. “Para uno pudo haber sido muy fácil decir no, en dos partidos... Si gano, todo el mundo dice que eres Dios, [pero] no es cierto, ganaste porque era tu obligación”.

“Pude haber dicho que no, que me quedaba en América a seguir trabajando, pero ¿quién me garantiza que voy a tener otra oportunidad de éstas? Cuando vienen, las tomo; no estoy pensando en qué es lo que va a pasar después, sino ahorita. Le entro al toro y estoy seguro de que la vamos a traer [clasificación]”.

El acuerdo con los altos mandos del balompié nacional es que, si evita la catástrofe, tiene posibilidades de dirigir en la Copa del Mundo.

La posibilidad le seduce, aunque vivir al extremo le ha enseñado que nunca debe ilusionarse de más.

“Estoy pensando en dos partidos. Cuando me lo dijeron [ser entrenador nacional], estaba muy consciente: me sigue pagando América, estamos prestados [Ricardo Peláez y él]”, recuerda. “Cuando, en su momento, se tome la decisión... Estoy seguro de que, si traemos el boleto, puede haber un voto de confianza para que pueda continuar en este proceso hacia el Mundial, pero vamos a pensar bien las cosas”.

Y terminar la labor que deberá cumplir con el América tras la eliminatoria ante Nueva Zelanda.

“Vamos a conseguir nuestro objetivo, que es traer el boleto... Tendré que meterle duda a los directivos de la Federación para que tomen su decisión”, reconoce. “Si soy yo, nos sentaremos a platicar después de que termine la Liguilla con el América, lo cual estoy seguro será el 15 de diciembre, festejando otro título”.

No tiene miedo a comprometerse. Hace mucho que dejó de experimentar esa sensación.

Google News

TEMAS RELACIONADOS