En el vasto y enigmático mundo de los colores, hay uno que ha capturado la atención de artistas, historiadores y científicos durante siglos: el color azul. El azul siempre ha sido un color inalcanzable que, a pesar de estar a nuestro alrededor, no podemos obtener el azul del mar ni palpar el del cielo de forma directa.

El azul egipcio o azurita sintética es uno de esos colores legendarios que se perdieron en el tiempo mientras las grandes civilizaciones iban construyendo y mutando hacia nuestro mundo moderno, cree que pudo haber sido utilizado por primera vez entre el 3200 a.C y 3250 a.C en Egipto en las tumbas de faraones.

Después, los griegos y los romanos lo tomaron prestado, utilizándolo para pintar a la diosa mensajera Iris en el Partenón. No obstante, para la Edad Media, la técnica para crear el pigmento azul egipcio quedó presumiblemente perdida; de repente, dejó de aparecer en pinturas, hecho que resulta un poco misterioso.

Considerado el primer pigmento sintético de la historia, el azul egipcio se hacía con una mezcla de piedra caliza molida, arena y un algún mineral con cobre, como azurita o malaquita, que posteriormente se calentaba a una temperatura de entre 800 y 900ºC. El resultado era un vidrio azul opaco que después era triturado y combinado con un agente espesante, como la clara de huevo, para crear un barniz de larga duración.

Se utilizó en materiales como piedra, yeso, cerámica, madera, papiro, lienzos y pinturas murales. Con algunas excepciones, el azul egipcio se usa principalmente como pigmento, pero también se usa para formar objetos. A veces se confunde con la loza egipcia, un tipo especial de esmalte superficial, que es un material bastante diferente.

Otros nombres para el azul egipcio incluyen frita azul, frita de cobre, azul pompeyano, azul vestoriano, azul alejandrino, azul pozzuoli, bleu fritte, bleu d'Alexandrie, bleu de Pompei, bleu de Pouzzoles, azzuro egiziano y Frittenblau. La palabra latina caeruleum podría significar azul egipcio, pero a veces podría referirse sólo a un pigmento azul. Lo mismo ocurre con la palabra griega kyanos para el color del cielo.

El color del pigmento azul egipcio varía considerablemente, dependiendo de su composición, proceso de fabricación y tamaño de grano. Se pueden observar todas las intensidades, desde un azul oscuro hasta un azul blanquecino, resultando un color más claro cuando se reduce el tamaño de grano por molienda. Las temperaturas por encima de los 850°C hasta los 1.000°C durante la fabricación producen variedades de color verdoso a grisáceo.

Un pigmento verde que contiene wollastonita ocurrió dentro de la obtención del azul egipcio de la dinastía XVIII, posiblemente como un subproducto accidental de la síntesis del azul. Este mismo pigmento que contiene wollastonita, llamado “frita verde” por los autores, mismos quienes sugieren que su producción puede haber sido intencional, se encontró también en varios sitios de la Quinta y Sexta Dinastía de faraones egipcios.

Aunque el pigmento azul egipcio fue altamente valorado en el antiguo Egipto, su producción y conocimiento se perdieron con el tiempo y aunque desapareció durante muchos siglos, su impacto en la historia del arte sigue siendo evidente. Fue hasta de que Michel-Eugène Chevreul descubriera el proceso de producción del pigmento azul egipcio en 1920, tras rastrear las recetas de los colores antiguos, se abrió la puerta a su uso en el arte contemporáneo, donde ya se han creado esmaltes y diferentes alternativas sintéticas para poder igualar a este fascinante color.

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