La húngara Katinka Hosszu y la estadounidense Katie Ledecky serán las máximas ganadoras de medallas durante estos Juegos Olímpicos.

Katinka nadará los 400 y 200 metros combinado individual, y los 100 y 200 dorso, como la principal representante de Hungría, una potencia en la natación, pues este deporte le ha dado al país 66 medallas olímpicas. En cada una de las cuatro pruebas que competirá tiene muchas posibilidades de podio.

Por su parte, Ledecky competirá en los 200, 400 y 800 metros libres, así como los relevos 4 x 100 y 4 x 200. Esta jovencita de 19 años de edad posee los récords mundiales en los 400 y en los 800 metros libres; representa al país que es la columna vertebral dentro de la natación: Estados Unidos

Ambas son impresionantes.

Aquí un poco más de su historia. La húngara Hosszu está casada con el que es su entrenador, y éste es conocido en el medio acuático por ser despiadado y con formas bastante bruscas para lograr que su nadadora y esposa realice mejores entrenamientos y marcas.

No es raro verlo aventar objetos a la alberca, patear, gritar, y en varias ocasiones agredir —tanto verbal como físicamente— a su pupila. Aunque en entrevistas con los padres de Katinka, comentan que si da resultado la forma en la que lo logra es lo de menos: “lo importante es que el objetivo se logre, y que ella esté feliz con el resultado”.

Por otro lado, ella dice estar de acuerdo con esta forma ruda de entrenamiento: “en la alberca es muy fuerte conmigo, pero en casa es diferente”.

Ledecky es una nadadora que realiza entrenamientos que son —para muchos— fuera de este mundo. Sumamente disciplinada, heredera de una familia de abolengo, hija de un abogado muy prestigioso en Estados Unidos y estudiante con honores académicos en los mejores colegios de su país.

Constantemente, nadadores como Ryan Lochte se muestran sorprendidos al verla realizar las series de entrenamiento. Incluso, en una práctica hace unos días, Lochte se salió de la alberca para decirle a su entrenador que por favor lo quitara del carril de Katie.

“Esta mujer me está humillando, no deja de hacer tramos por debajo del minuto y no se cansa”, dijo el multimedallista en Juegos Olímpicos. “Estoy dándolo todo y no me la puedo quitar de arriba, me va a matar”.

Ambas nadadoras tienen en común, además, un constante deseo por ser las mejores en los Juegos Olímpicos, con una gran disciplina y dedicación que, a veces, raya en la obsesión. Las dos realizan entrenamientos implacables, tienen una determinación férrea. Con esto, nuevamente queda demostrado que para obtener triunfos hay que estar dispuestos a pagar el precio.

Este bello deporte no es para aquellos que no estén dispuestos a hacer mucho más que sólo asistir a entrenar. Hay que comprometerse, entregarse totalmente y dar algo más que un gran esfuerzo todos los días.

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