Alejandro Lemus, mexicano que posee el récord del mundo de buceo apnea, dijo que en el país son pocos quienes practican esta disciplina.

Para Lemus, ver documentales de Jacques Cousteau marcó su vida. Oriundo de la Ciudad de México y sin antecedentes familiares en la práctica del buceo, hoy ostenta varios récords mundiales en apnea, o buceo libre.

Tiene 10 años de practicar este deporte extremo, en el cual comenzó como curiosidad, pues es instructor de buceo desde hace mucho años, de donde nació el gusto por la disciplina.

En México, relata, se tiene el referente de un cubano (Pipín Ferreras)que vino hace muchos años, pero ahora cada vez más gente lo hace, aunque la comunidad no es muy grande, estimando que hay unos 500 buzos, más la gente de costa que pesca a pulmón, pero que nunca ha recibido una instrucción.

Explicó que al año hay alrededor de 20 competencias que regulan dos agencias: la Asociación Internacional para el Desarrollo de la Apnea (AIDA) y la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas (CMAS), cada una con sus actividades y competencias propias.

Al año participa en dos campeonatos mexicanos que hacen ambas agencias y trata de participar en dos o tres competencias al año. Posee todos los récords varoniles de ambas agencias, tanto en piscina como en mar, con aletas y sin ellas.

Explicó que las modalidades en piscina consisten en avanzar con aletas y sin aletas y la otra es apnea estática, mientras que las tres disciplinas de profundidad son: con aletas, sin aletas y con los brazos, siendo seis disciplinas competitivas.

La próxima competencia a la que Lemus asistirá será del 10 al 20 de noviembre en Bahamas, donde buscará obtener el récord mexicano e intercontinental, llegando a los 100 metros.

Estar con Jean Michel Cousteau adquiere mayor relevancia para él, pues su inspiración fue su padre, Jacques Cousteau, ya que gracias a sus documentales nació la inquietud de practicar el buceo.

De acuerdo con el buzo mexicano, el organismo humano está adaptado a las condiciones marinas, aunque la práctica de esta disciplina tiene sus riesgos, pues aguantar la respiración conlleva a la expansión de los pulmones al momento de ascender, luego de estar 20 metros o más bajo el agua produce hipoxia, que puede llevar a la pérdida de la conciencia.

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