“Nada humano me es ajeno”, dijo César Aira al final de su charla en el Hay Festival. El narrador confirmó a través de sus sentencias por qué es considerado un maestro de la palabra breve y exacta: “Yo soy un militante de la escritura manuscrita. Para mí eso es completamente fundamental, no podría escribir en una computadora, sería como escribir por teléfono”.

De escritura, literatura, lecturas y autores habló en su charla con el editor Malcolm Otero.

Compartió sus manías de escritura, su mecánica: parte de una idea rara, la dota de un personaje o una situación, luego halla algo que tenga que ver con él pero sin que sea personal, y a partir de allí la historia fluye.

Ante decenas de lectores, en su gran mayoría jóvenes, César Aira también compartió sus fobias, su distancia con la literatura autobiográfica o del Yo; su desencanto con la narrativa joven a las que les concede la lectura de dos o tres páginas, si no lo atrapan los abandona pues “la vida es corta y hay que leer a los buenos escritores”.

Afirmó que hoy los narradores no tienen maestros como él tuvo a esa generación de poetas malditos, pues hoy los escritores se han vuelto “burgueses”. “A veces me pregunto cómo pueden hacer una vocación literaria los jóvenes viendo a estos escritores que somos nosotros tan grises y tan normales”, sentenció el narrador que fue despedido con un aplauso y con el grito de “genio”.

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