México es un país en el que 1 de cada 20 niñas y niños menores de 5 años y 1 de cada 3, entre 6 y 19 años padece obesidad o sobrepeso. Estas cifras son resultado de la mala alimentación trasmitida por décadas de generación en generación, cuya causa no solo es la oferta excesiva de productos “chatarra”, sino también consecuencia de muchos años de desigualdad e injusticia social expresadas en elevados índices de pobreza. En este marco, la aprobación de la iniciativa de Ley que prohíbe la venta de bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico por el Congreso de Oaxaca, representa una acción sustantiva para revertir el daño a la salud de la niñez y robustecer desde la infancia hábitos que deriven en una vida sana para las personas.

En 2016, la UNICEF lanzó una alerta a México al ocupar el primer lugar en el consumo de bebidas procesadas y azucaradas en América Latina. La respuesta del gobierno federal en ese momento fue el anuncio de adoptar etiquetas frente a los empaques de esos productos para informar del exceso de calorías, azúcar, sodio, grasas saturadas y trans, así como cafeína y edulcorantes. Sin embargo, la Ley General de Salud respectiva al etiquetado de alimentos chatarra y bebidas no alcohólicas, apenas fue aprobada por el Senado de la República en octubre de 2019.

La iniciativa de Ley autorizada por el Congreso de Oaxaca lidera un avance valioso al proponer una respuesta concreta dirigida a modificar un problema grave de salud. Los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, muestran que cerca del 73% de la población padece de sobrepeso y 34% de las personas obesas sufren obesidad mórbida. Pero, lo más terrible es el aumento del porcentaje de la obesidad infantil: en niñas menores de 5 años, del 5,8%, y en niños, del 6,5%; en escolares niñas, del 32,8%, y escolares niños, del 33,7%; en adolescentes mujeres, del 39,2%, y en adolescentes hombres, del 33,5%. Situación que coloca a los menores en un problema de vulnerabilidad frente a enfermedades que pueden resultar irreversibles.

El consumo de alimentos “chatarra” y bebidas azucaradas comienza a manifestarse desde muy temprana edad. El exceso de peso durante esta etapa afecta directamente el crecimiento y desarrollo de niños y niñas, pero también aumenta las posibilidades de enfermedades como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. La evidencia científica muestra que la presencia de estas comorbilidades con la Covid-19, aumenta los factores de riesgo potenciales para los peores resultados.

Detener los estragos derivados de la pandemia en México, rebasa la capacidad de las instituciones de salud, pero realizar acciones para prevenir a la población de enfermedades producidas por la desigualdad y la injusticia social, traducidas en iniciativas de ley y expresadas en políticas públicas, sí es una responsabilidad que corresponde desde ahora, al gobierno federal y a los gobiernos estatales.

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