Hace una semana compartí en este espacio mi opinión sobre la falta de acciones del gobierno de Pancho Domínguez en pro de las mujeres y niñas. Al respecto recibí un mensaje de una funcionaria a la que aprecio y con la que he trabajado por años. Me dijo que se había sentido decepcionada por mi comentario porque en mi mensaje la incluía a ella. Tiene razón.

Como feministas debemos hacer un ejercicio de affidamento y reconocer la entrega y compromiso de otras mujeres. Hoy reconozco a las funcionarias que dentro de la administración pública han logrado avances para las mujeres a pesar de quienes ejercen el poder.

Mujeres valiosas en el gobierno federal y estatal, en los municipios, las fiscalías, el poder judicial, el legislativo y los organismos autónomos.

Mujeres comprometidas que constantemente arriesgan sus trabajos por los derechos de las mujeres y las niñas.

Me consta la falta de apoyo que viven todas ellas. Las asesoras jurídicas a las que les pagan una miseria para acompañar a las víctimas y las fiscalas que apenas pueden levantar la cara después de 10, 12 o 14 horas continuas de trabajo. Las directoras de las instancias de las mujeres que no tienen ni personal ni presupuesto y que siempre “acaban poniendo” y las policías que abrazan a una mujer golpeada. Las que reúnen ropa y juguetes para los niños, niñas y bebés que llegan a sus oficinas sin tener siquiera un pañal y las que lloran de rabia y de dolor, pero que nunca pierden ese optimismo incomprensible que las lleva a dar la batalla todos los días.

Son mujeres que constantemente reciben un trato injusto de quienes cuestionan su trabajo; mujeres que solo pueden hacer lo que la ley les permite, pero que siempre encuentran soluciones ingeniosas en favor de las víctimas. Son mujeres a las que sus superiores (todos ellos hombres) avientan al ruedo cuando hay problemas y a las que nunca reconocen ningún mérito cuando las cosas salen bien. Son mujeres a las que no puedo nombrar porque no quiero que las marquen como “aliadas” del feminismo. Eso nos costaría perderlas.

Hoy más que nunca les pido a todas ellas que no bajen la guardia y que sigan velando desde sus oficinas por los derechos de las mujeres y las niñas. Les pido que no se dejen intimidar por aquellos que, desde el poder, buscan quitarnos nuestros derechos. Les pido que sigan actuando con amor y empatía.

Para todas las que se van un millón de gracias. Las que se quedan sepan que seguiremos trabajando con Ustedes, que defenderemos sus posiciones y denunciaremos aquello que Ustedes no pueden.

Les espera el trabajo duro de nadar contra corriente y a nosotras el de lograr que las cosas cambien para que Ustedes puedan trabajar por las mujeres en las mejores condiciones.

¡Gracias, guerreras!

Directora Regional del Centro Latinoamericano para La Paz, la Cooperación y el Desarrollo (CELAPAZ) e integrante de la Red Nacional de Alertistas. 
Twitter: @mcruzocampo 
Fb: maricruz.ocampo

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