PEÑAMILLER, Qro.- Los hermanos Carlos y Marín González Aguillón, y su amigo Hernán Hernández Reséndiz, cayeron al interior de la mina “El Mono”, ubicada en el municipio de Peñamiller, alrededor de las 12 del día de este lunes. Sin embargo, la ayuda especializada para rescatarlos llegó hasta las 8 de la noche. Por eso, María de Lourdes Reséndiz Martínez, esposa de Marín González, le reclamó al gobernador del estado, José Calzada Rovirosa, lo lento de la respuesta y la impertinencia de los policías municipales. “Para qué carajos los queremos (a los policías) si en vez de ayudar estuvieron estorbando; y luego, los de Protección Civil del municipio (de Peñamiller) llegaron como 4 horas después y sin equipo”, dijo la ahora viuda. Los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública arribaron a la mina después de 30 minutos de haberse reportado el accidente. Rodearon la bocamina e impidieron el paso de cualquier persona, a pesar de que varios lugareños que conocen el lugar pidieron autorización para rescatar a sus vecinos. Carlos, Marín y Hernán ingresaron a la mina, propiedad del primero de ellos, para sacar el agua que se había acumulado en ella, pues pretendían echarla a funcionar de nueva cuenta. El pasado 6 de octubre del 2011, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) clausuró este aprovechamiento, por considerar que la emanación de gases tóxicos y el bajo nivel de oxígeno en su interior, eran factores de alto riesgo para laborar. La comunidad de La Plazuela se encuentra a 110 kilómetros al norte de la ciudad de Querétaro, dentro de la zona semidesértica de la entidad. El titular de la Unidad Estatal de Protección Civil, Gerardo Quirarte Pérez dijo desconocer si la mina continuaba clausurada o ya se había permitido su explotación. De acuerdo a la primera versión del accidente, Carlos González fue el primero que ingresó a la mina. A los pocos minutos de estar al interior, perdió el sentido y cayó al fondo del socavón el que estaba inundado. Al percatarse del suceso, su hermano Marín ingresó para tratar de rescatarlo, sufriendo la misma suerte así que también buscó rescatarlos su amigo, Hernán Hernández Reséndiz, quien también se intoxicó con los gases emanados del interior, perdió el conocimiento y cayó al agua. Otros dos vecinos que se percataron del percance también trataron de rescatarlos pero no lo lograron. Hernán Reséndiz Reséndiz, de 34 años de edad, y Donaciano Serrano Martínez, de 23, lograron evitar la muerte, aun cuando salieron con un elevado grado de intoxicación, por lo que fueron internados en un hospital de la Sierra Gorda. Elementos de Protección Civil y espeleólogos de la Cruz Roja lograron rescatar los cuerpos de Carlos y de Marín; el primero alrededor de las 2 de la mañana de este martes, y el segundo cerca de las 10 de la mañana de este martes. Cerca de los 2 de la tarde, a bordo del helicóptero “Conin” propiedad del gobierno del estado, llegó a la zona del percance el mandatario de Querétaro, José Eduardo Calzada Rovirosa, quien se comprometió a becar a todos los niños huérfanos; a apoyar a las viudas y a respaldar a la región con el desarrollo de proyectos productivos mineros. Aseguró que se reabrirán varias minas de mercurio pero con condiciones adecuadas para su explotación sin riesgo. Unas 200 personas de la localidad de Plazuelas, en donde se encuentra la mina, se reunieron alrededor de la entrada principal desde la noche del lunes, a la espera del rescate de los tres cuerpos. “Les prometo que lo vamos a rescatar”, dijo el mandatario, José Calzada, a los deudos de Hernán Hernández, cuyo cuerpo no había podido recuperarse del fondo de la mina. Eran las 3 y media de la tarde del martes 26 de junio. El padre de Hernán, Timoteo Hernández, se mantuvo a unos metros de la mina desde que supo del accidente; de ahí solamente se movió cuando el gobernador le prometió que se rescataría el cuerpo de su hijo. Luego regresó al mismo sitio, a esperar el cuerpo de su vástago. En la casa de Marín González, específicamente en la sala de la misma, cuelgan recuerdos, dibujos que sus hijos le dedicaron el pasado Día del Padre. El sueño de ellos era conformar un grupo musical en el que Marín tocaba la guitarra y su hijo, del mismo nombre, la batería. Hernán tenía 23 años, Carlos 32 y Marín, 35 años. Todos eran padres de familia; los tres tenían la ilusión de que sus vidas mejorarían con el funcionamiento de la mina.

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