Una de las aceleradoras de empresas más grande a escala global ha llegado a México. El país es el quinto destino de MassChallenge —después de Estados Unidos, Suiza, Israel e Inglaterra— y su puerta directa para acceder a los emprendedores de América Latina.

Con un modelo de negocio en el que, a diferencia de otras instituciones, no solicita participación a través de acciones de las startups que acelera, Mass- Challenge asegura ser la “aceleradora más amigable del planeta”. Con este modelo, ellos buscan generar un “círculo virtuoso” que busca ayudar a las startups (aquellas jóvenes que no generen más de un millón de dólares de ganancias o que no hayan recibido más de 500 mil dólares de inversión) a crecer y escalar mundial y que éstas, ya que completaron el ciclo, vuelvan a la aceleradora a donar, explica Camila Lecaros, Managing Director de MassChallenge México, en entrevista con EL UNIVERSAL.

“Microsoft es uno de nuestros patrocinadores a nivel mundial. Ellos en algún momento fueron emprendedores, fueron startup, y en este momento ya hicieron todo el círculo y ayudan a MassChallenge”, explica Camila.

Hay varios retos en esta nueva incursión. El primero es hacer que las startups que aceleren encuentren rondas de inversión más allá de la primera. El segundo es lograr que las empresas mexicanas (y latinas) salgan de su “zona de confort” y expandan su visión a nivel global y que busquen salir de lo local. Y el tercero, consolidar ese ecosistema en México —para que funcione como una comunidad— que hoy realiza esfuerzos desde varias organizaciones sin coordinación suficiente.

¿Cuál es el modelo de negocio de MassChallenge?

—MassChallenge es una organización que apoya emprendedores de etapa temprana. Lo que nos diferencia es que somos una organización sin fines de lucro que no toma acciones de las empresas que acelera. Eso a escala mundial nos ha posicionado de forma privilegiada porque podemos trabajar con los emprendedores de una manera desinteresada. Por otro lado podemos trabajar con inversionistas, con otras aceleradoras y gobiernos, realmente sin tener ningún interés.

Lo que hacemos es crear un ecosistema de emprendimiento alrededor de MassChallege que se vuelve un detonante de nuevas ideas.

¿Por qué México?

—Estamos en Boston, Londres, Ginebra y Jerusalén, que son economías muy potentes. Decidimos entrar a México, nuestra primera economía emergente, porque vemos que hay varios aspectos del ecosistema muy buenos.

El primero es el talento que hay en México. Hay emprendedores que tienen experiencia sectorial —es decir que es gente que ha trabajado en una industria y que han visto un problema ahí y generan soluciones— y que es gente con mucha energía.

Lo segundo fue que consideramos que el ecosistema está muy desarrollado a nivel de organizaciones como el Instituto Nacional del Emprendedor.

Y por último se encuentran industrias que se están desarrollando muy fuertemente, como la de fintech, la de retail (ventas al menudeo) o la de salud, por ejemplo.

¿Qué libertades les da este diferenciador de no tomar acciones sobre las aceleradoras que sí lo toman?

—Si tú tomas un porcentaje de una empresa, 10% o 15% de acciones, la estás restringiendo de inicio porque tomaste ya una buena parte. Nosotros no tomamos nada, seguramente cuando crezcas y seas una empresa que facture mil millones de dólares vas a retornar a nosotros y se vuelve un círculo virtuoso, en donde básicamente tú ayudas a los emprendedores, ellos van a crecer y al final vuelven a donar.

Microsoft es uno de nuestros patrocinadores a escala mundial. Ellos en algún momento fueron emprendedores, fueron startup, y en este momento ya hicieron todo el círculo y ayudan a MassChallenge.

Nuestro modelo de negocio no es toma cuando todavía eres chiquito, sino que es potencializar a las empresas para que se genere un círculo virtuoso.

El modelo de otras aceleradoras tienen otras ventajas, nosotros somos una organización sin fines de lucro, funcionamos a base de donaciones; las otras aceleradoras dependen de sus inversionistas, ahí tú como aceleradora le reportas al inversionista.

Esa la diferencia, nosotros no le reportamos a nadie y hacemos todo lo humanamente posible para que esas empresas salgan adelante.

¿Cómo funciona su modelo?

—Estamos esperando que se inscriban 200 empresas y que queden entre 20 y 25 empresas en México. Como escogemos empresas de todos los sectores —hasta podemos aceptar a organizaciones sin ánimo de lucro— nuestro proceso es muy personalizado porque sabemos que una capacitación no le va a servir a todas las empresas, las necesidades son diferentes.

Tenemos dos días muy intensivos de un bootcamp (centro de entrenamiento) sobre herramientas de negocios, ahí hacemos un empate con los mentores y un diagnóstico de dónde se tiene que trabajar con esa startup, si debe ser más en el área de estrategia, en el modelo de negocio o estrategia de patentes.

Dependiendo de las necesidades diseñamos un plan de trabajo con el cual vamos a trabajar los cuatro meses. Le asignamos cuatro tipos de mentores a cada startup, uno es un mentor de negocios que los acompañan en todo el proceso, y los otros son los mentores más sectoriales, que pueden ser ya el de legal o de finanzas, por ejemplo.

Tenemos unas actividades adicionales que pueden guiarlos a través de la visión global que nosotros queremos que desarrollen. Queremos que esa empresa que entre al mercado sea la líder en esa industria.

¿Cuál es el mayor reto?

—Hay varios. El primero es que esas empresas que van a salir de MassChallenge, seguramente van a tener esa primera ronda de inversión, pero todavía no hay muchos fondos que hagan inversiones de 2 o 3 millones de dólares, ese es el primer reto, hallarlos.

El segundo reto es que las empresas realmente empiecen a pensar globalmente, y tengan esa visión de cómo expandirse y no sólo busquen quedarse en México, porque esa es la zona de confort. El reto es cómo cambiar esa mentalidad.

Y por último es importante generar esa comunidad. Muchas personas están haciendo muchos esfuerzos pero no tan articulados. Lo que queremos hacer es esfuerzos articulados para generar esa masa crítica que va a llevar a las empresas al siguiente nivel.

¿Cuáles son las áreas de oportunidad que ves en el ecosistema emprendedor mexicano? ¿Qué es lo que se puede mejorar?

—Empiezo por las que están muy bien. En la etapa de creación el ecosistema mexicano hay una cantidad de organizaciones que están haciendo que el emprendimiento empiece a efervecer. Luego, para la siguiente etapa de incubación hay muchas incubadoras y aceleradoras también. Eso es muy bueno porque los emprendedores tienen muchas oportunidades de entrar a programas. En esa etapa el reto es la calidad. ¿Cuál es la calidad real del apoyo que se está dando? Una de las tendencias del ecosistema es que se va a consolidar, las mejores incubadoras y aceleradoras son las que van a sobresalir y van a perdurar durante el tiempo.

Lo mismo pasa en los fondos de capital semilla. Habrá un proceso de consolidación. El siguiente reto es que más de esas empresas grandes trabajen y colaboren con el emprendimiento y para que realmente el ecosistema pueda estar completo.

Muchas veces se dice que en México no hay dinero para emprender, ¿Qué opinas?

—La gente dice “dame dinero” para emprender pero lo importante es tener una buena idea y entender un problema. Y es muy importante el apoyo de distintos actores de emprendimiento para generar impacto.

Tú puedes tener la parte de inversión que es bueno tenerla, claro, pero tener esos contactos que realmente te pueden acompañar a buscar esa venta, a mejorar tu modelo de negocio, a hacer esa estrategia de patentes sea lo suficientemente fuerte para venderle tu IP a Bayer, por ejemplo, es un intangible que es mayor a 10 mil dólares. Ahí queremos estar, apoyando a esos emprendedores en esas necesidades que son intangibles pero que realmente generan un impacto a largo plazo.

A los ganadores de MassChallenge después de los cuatro meses les damos un premio, hemos dado alrededor de 2 millones de dólares en premios a nivel global, pero lo importante es lo intangible. Encontrar a una persona que te puede cambiar la vida con sentarte con ella una hora.

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