En los últimos meses, en diferentes ciudades del territorio nacional, han aparecido diversos negocios que se dedican a la compra de oro, sobre todo en el interior de centros comerciales, donde el flujo de personas es constante y muy abundante. Ante esta situación tan singular surgen algunas preguntas que me gustaría tratar de responder: ¿Por qué de momento surge un gran interés por comprar cualquier objeto de oro a las familias? Tal parece que estamos por comenzar una nueva fiebre del oro.

¿Qué pasa con el oro? La cantidad de oro que ha sido extraída a lo largo de la historia de la humanidad es de aproximadamente 155 mil toneladas, de acuerdo con estimaciones de World Gold Council; de las cuales más de 100 mil toneladas han sido extraídas después de 1950. Todo el oro del mundo podría almacenarse en un recipiente cúbico cuyos lados midieran 20 metros. Aproximadamente un 10% del oro se ha consumido, está enterrado o se encuentra en el fondo de los océanos. El 70% está en manos privadas en forma de lingotes, monedas, joyería, medallas u otros objetos. Mientras que el 20% constituye las reservas de los bancos centrales y organismos oficiales.

En 2012, la producción mundial anual de oro alcanzó un nuevo récord de 2 mil 700 toneladas, producción ligeramente mayor al anterior récord alcanzado en 2001 con 2 mil 600 toneladas. Sin embargo, dicho aumento no refleja los cambios en la estructura de los costos de producción, ya que mientras que en 2001 el precio de una onza de oro fue de 271 dólares americanos, en 2012 alcanzó un precio de mil 669 dólares americanos (el precio del oro se expresa en onzas troy. Una onza troy equivale a 31.10 gramos). En ese sentido, aproximadamente el 4% de la producción anual adicional ha incrementado el precio de la onza de oro más de seis veces.

La estabilidad en el precio del oro que se veía en las primeras décadas de 1950 a 1970 —menor a los 200 dólares por onza—, corresponde a los acuerdos alcanzados en la conferencia de Bretton Woods, en 1944, donde las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial redefinieron el sistema monetario internacional, aplicando el Plan White. En este plan se estableció que todas las divisas serían convertibles en dólares y sólo el dólar sería convertible en lingotes de oro, a razón de 35 dólares por onza.

Actualmente, los yacimientos auríferos son cada vez más difíciles de encontrar y los existentes están casi agotados. Algunos expertos pronostican una tendencia a la baja en la producción de oro durante los próximos años, la cual podría llegar a caer hasta las mil 800 toneladas anuales a lo largo de diez años.

Las reservas del metal dorado en el mundo, que suma un total de 30 mil 562.5 toneladas, las encabezan en los primeros 10 lugares la Unión Europea (10 mil 792.6 toneladas), Estados Unidos (9 mil 300), Alemania (3 mil 401.8), el Fondo Monetario Internacional (2 mil 846.7 toneladas), Italia (2 mil 451.8), Francia (2 mil 435.4), China (1,054.1), Suiza (1,040.1), Rusia (775.2) y Japón (765.2) y en el lugar 35 se ubica México con 100.1 toneladas de reserva.

El incremento de los costos de producción es ineludible, cada año que pasa el costo medio de producción de oro aumenta. A pesar del empleo de técnicas de exploración cada vez más eficaces, los nuevos yacimientos son más pequeños y con menos oro, es decir, cada vez menos rentables.

Ante el futuro panorama, al menos para los mexicanos, por el momento no sea oportuno vender nuestros objetos de oro, ya que recientemente el precio ha mostrado mucha volatilidad y tan sólo el pasado 3 de septiembre de 2013, su precio cerró en mil 389.50 dólares por onza. Es importante revisar las tendencias sobre el precio del metal y el volumen de producción mundial, ya que de acuerdo con estas tendencias se prevé un incremento importante en su precio en el corto plazo, quizás para los próximos 2 o 3 años.

*Académico de la Universidad del Valle de México Campus San Rafael.

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