De acuerdo con un estudio realizado por la compañía Gallup, 43% de jóvenes en Estados Unidos de entre 10 y 17 años están interesados en iniciar su propio negocio. Mientras que seis de cada 10 estudiantes reciben clases en sus escuelas de cómo iniciar y administrar un negocio.

Según el reciente informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), mientras en otras economías los emprendedores son hombres y mujeres de 18 a 34 años de edad, en México las edades se sitúan entre 45 a 68 años.

Cabe destacar que recientemente la revista Forbes, entrevistó a 13 exitosos emprendedores que iniciaron sus negocios a los 9 años, algunos crearon sus empresas para resolver problemas apremiantes, otros, transformaron sus hobbies en empresas rentables, pero en todos los casos ganaron su primer millón de dólares antes de los 22 años.

En México, 80% de los pequeños negocios que inician quiebran a los dos años de existencia, la falta de creatividad y el miedo paraliza a las personas originando que la gente se desanime.

Según la Secretaría de Economía, la formación de los emprendedores no sólo es una materia, va más allá, es una actitud de vida, una vocación, una manera de ver el mundo.

Se debe fomentar a temprana edad los valores de la motivación al logro, la iniciativa, el trabajo en equipo, a través de juegos y dinámicas acorde a la edad del niño, para que en un futuro tengan las herramientas para evitar riesgos al emprender y generar soluciones.

Si bien, al emprender se requiere de un capital, la estrategia siempre es más importante que el monto de la inversión y la educación emprendedora hace la diferencia. Sin embargo, en nuestro país los esfuerzos son aislados o se centran en programas de atención a niños sobresalientes.

El Conacyt por ejemplo, desarrolla un programa para alumnos que muestran habilidades específicas en áreas muy concretas, aunque probablemente no destaquen en otras.

La diferencia entre un niño dotado y uno talentoso es que el don es algo con lo que se nace, es algo heredado; y el talento es la misma habilidad que se desarrolla, se entrena y emerge.

Abarca desde sobresalientes que son aquellos capaces de destacar del grupo social y educativo al que pertenecen, en uno o más de los siguientes campos: científico tecnológico, humanístico-social y artístico o deportivo. No obstante, en México hay un rezago de 20 años en atención a estos menores.

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