Salirse de casa de papá y mamá se ha convertido en una meta casi inalcanzable para la generación millennial, aquella nacida aproximadamente entre 1980 y 2000. Si para rentar la tienen complicada, ni qué decir en cuanto a la compra de un inmueble. No es que sean caprichosos y no les guste trabajar, como se les ha prejuzgado, sino que las condiciones que ellos enfrentan son aún más complicadas que las que enfrentaron sus padres.

¿Qué podría ir mal para los jóvenes en un país que “va avanzando en la dirección correcta”, que tiene una “economía abierta, moderna y competitiva”, que está “generando empleos como nunca antes” y que ha crecido todos los años, como aseguró el presidente Enrique Peña Nieto en su 5to. Informe de Gobierno? Pues varias cosas, pero esencialmente que los empleos son, en gran parte, de baja calidad y que los salarios en México son de los más bajos del mundo.

Aunque un joven estudie una carrera, ya no tiene la garantía de mejorar su situación económica. Eso en caso de consigan empleo, porque en el país se contabilizan más de 7 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan (llamados ninis).

Junto con los salarios bajos está el aumento en el precio de las propiedades, no sólo en la Ciudad de México sino en el país en general. Según el estudio Situación Inmobiliaria México, realizado por BBVA Bancomer y el cual analiza el primer semestre de este año, el encarecimiento de la vivienda que existe hoy “no se había observado en lo que va de la década”. La apreciación de la vivienda —es decir, el ritmo al que crece su precio— fue de 8% anual.

Quieren pero no pueden

Por supuesto, ellos quieren, como las demás generaciones, comprarse un inmueble. Según el estudio Más allá de los ladrillos, realizado por HSBC, 94% planea adquirir una vivienda en los siguientes cinco años. Pero una cosa es lo que ellos planean o desean, y otra lo que realmente pueden hacer.

De estos que planean, 43% no tienen presupuesto todavía para comprar —y en cinco años suena poco probable que lo logren—; 49% tiene un presupuesto para la compra total de la vivienda y 8% lo tiene exacto.

La principal barrera que los detiene, por supuesto, es el salario: 68% lo asegura así. Ahorrar lo suficiente para un enganche es la segunda barrera (66% lo piensa). El estudio sostiene que la combinación del lento crecimiento salarial con el precio de propiedades elevándose hacen improbable que los que desean comprar cumplan su meta.

¿Qué hacer?

Si bien el panorama es duro y estos jóvenes no podrán hacerse de un inmueble de la manera ni en el mismo tiempo en la que lo hicieron sus padres o abuelos, hay estrategias que pueden llevar a cabo para lograrlo.

“Comprar es más complicado pero la primera compra es fundamental porque es la que te puede permitir comprar una segunda o una tercera”, sostiene Karim Goudiaby, CEO de Vivanuncios. Es decir, a la hora de escoger el inmueble, es importante hacerlo bien para que después se pueda continuar mejorando. Porque ésta es la estrategia que les puede ir bien a los millennials. Comprar una propiedad, para luego venderla y buscar otra mejor. Esta primera compra no será en el lugar que más les guste ni del tamaño ideal, pero será un primer escalón para en un futuro hacerse de algo mejor.

Según el estudio de HSBC, 24% consideraría comprar una vivienda más pequeña y 18% compraría en un lugar que no fuera el preferido, con tal de hacerse de un inmueble. En esta primera compra, estas dos consideraciones podrían ser las idóneas para que te hagas de algo propio más rápido.

Es importante acotar que si bien la zona en la que compres no será precisamente la que tú deseas, necesitas analizar la probabilidad de que ésta tenga plusvalía, es decir, que para cuando tú vendas en los siguientes años, esa propiedad vaya a costar más —mucho más— de lo que tú la compraste.

Hacer sacrificios

En este camino hacia la compra de una vivienda, una posibilidad es la de quedarte unos años más con tus padres en lo que juntas el dinero para adquirir casa. Así, 19% ha considerado mudarse con un familiar para ahorrar para el depósito. Es una opción a considerar, sin embargo, si te estás planteando esta opción, necesitas pensarlo bien.

Esta opción si bien te puede hacer ahorrar dinero —porque no vas a gastar en renta ni en todos los servicios, o al menos seguramente pagarás menos— puede hacer también que entres en una zona de confort que en vez de ayudarte te ponga el pie para alcanzar esta meta financiera.

En este momento, cabe hacer este análisis y ya que tomes la decisión, empezar a hacer un plan financiero que te permita dedicar una cantidad fija para esta meta.

“Aceptar sufrir es la mejor forma de tener éxito. No hay atletas que hayan ganado competencias sin haber sufrido”, asegura Goudiaby. Seis de cada 10 están dispuestos a gastar menos en diversión y comer en casa para ahorrar y juntar para el enganche, así que éste es un buen momento para identificar prioridades y trabajar por ellas.

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