Lima, Perú.— Mexicano, padre de familia, esposo, hijo que tiene un trabajo que le apasiona y una familia por la que da la vida, así se define Luis Videgaray Caso.

En entrevista con EL UNIVERSAL, habla de su vida fuera de Palacio Nacional, en donde todos los días “cuando entro me sigue maravillando y me queda claro que no es para siempre”.

El economista, que también estudio Derecho, dice extrañar los pequeños detalles de la vida que ya no puede hacer por falta de tiempo, como pasar la tarde comiendo con sus amigos.

Pero prefiere que lo recuerden "como un buen secretario que enfrentó los retos con responsabilidad".

La clave de un secretario de Hacienda es que tiene que actuar con responsabilidad, considera. “No necesariamente las decisiones que tome son las más populares”.

Y hablando de populismo advierte que si bien la responsabilidad “no es el camino más aplaudido, a la larga, es el que más le conviene a México”.

Sin dedicatoria, afirma que “es una pena y algo costoso caer en la tentación de políticas públicas populistas, sean de derecha o de izquierda; venden espejismos y no una realidad”.

Hay que temerle a las soluciones fáciles que suenan bien, pero es una ruta irresponsable, advierte.

“En México hemos tenido episodios con brotes populistas que a la larga han salido muy caros”, matiza.

De clase media. Videgaray viene de una familia de clase media “como muchas en México” que vivía en Satélite. Su padre era empleado en Banamex; luego se mudaron a Contreras en donde pasó gran parte de su infancia y adolescencia en esa colonia.

Su padre murió cuando él tenía 11 años y su mamá, abogada de profesión, fue quien los sacó adelante. “Yo de chavo era como cualquier otro; cuando no tenía coche andaba en las combis de esas que para abrir la puerta tenías que jalar un mecate”.

Decidió estudiar dos carreras: Derecho en la UNAM, por tradición familiar, y Economía en el ITAM, para entender la crisis de los 80.

“En mi familia siempre ha habido abogados, mi mamá es abogada, mi abuelo materno era abogado; siempre me llamó la atención, pero lo que me intrigaba mucho en los 80 fue que México estaba viviendo una crisis con la hiperinflación en el 87, cuando las cosas subían de precio prácticamente todos los días; me causaba gran interés y por supuesto entender qué pasaba. En mi familia no hay antecedentes de economistas, pero a mí me empieza a interesar.

En las mañanas de 7 a 11 iba a la UNAM y en las tardes corría al ITAM en San Ángel y me eche las dos”.

Tuvo como compañero a José Antonio Meade y otros alumnos como Ernesto Cordero y José Yunes “Éramos activos en la política estudiantil y ahora en el servicio público”. Con ellos hizo una planilla para una sociedad de alumnos.

A la postre fue economista y no ejerció como abogado ni obtuvo el título. Al final de la carrera entró a trabajar al área de asesoría del secretario Pedro Aspe y de ahí se fue a hacer la maestría y doctorado en Economía.

“Me toca la crisis del 95 estando fuera becado por el Conacyt, en una de las mejores escuelas de Economía del mundo [Instituto Tecnológico de Massachusetts) y son recuerdos que contribuyen a tu formación”.

Su primer coche. Cuando regresa a México le ofrece trabajo quien fue su jefe en Hacienda en una empresa y para moverse se compró un coche “chiquito”. “El primer coche que compré era un Chevy Monza azul; lo compré a crédito 24 meses. Lo importante es que aunque no contaba con radio FM, tenía aire acondicionado porque en Periférico hacía calor”.

Luis es el mayor de los tres hermanos Videgaray Caso. Eduardo es un año menor que él y Elena es la más chica. “Cada uno nos desarrollamos de manera distinta; mi hermano tiene una carrera exitosa en los medios, como comunicador”.

Nunca le ha pedido a su hermano que no lo critique porque “me ha criticado todo la vida, desde que éramos niños, es diferente, es irreverente por naturaleza, siempre ha sido muy ocurrente, divertido y muy inteligente”.

Su familia. A los 27 años se casó Virginia Gómez del Campo de 23, con quien tiene 20 de matrimonio. La conoció en una boda. “Iba sola, yo también y ahí nos conocimos en el 91.

Su esposa estudió Ingeniería Industrial y una maestría en Administración. Se refiere a ella como su compañera de vida que se merece un monumento pues lo sigue aguantando.

Como secretario de Hacienda y sus múltiples ocupaciones dice que su esposa “sí lo aguanta en esta chamba que es complicada para la familia, exigente por los horarios”.

“Tengo menos tiempo para la familia, pero tengo un extraordinario apoyo de mi esposa y mis hijos”.

Hace deporte por salud, pero le gusta el futbol soccer y americano; le va a los Pumas y a los Acereros de Pittsburgh, respectivamente; también disfruta leer y el cine.

El secretario. “Es un gran honor ser secretario de Hacienda. Es un trabajo fascinante, es un gran privilegio, entrar todos los días a mi oficina de Palacio Nacional me sigue maravillando; me queda claro que no es para toda la vida y trato de disfrutarlo, aprovecharlo y hacerlo mejor todos los días”.

Su referente de un secretario de Hacienda indudablemente es Pedro Aspe porque cubrió un periodo de extraordinarios retos y logros, pero admira a Antonio Ortiz Mena.

Aunque tiene una relación cercana y recibe consejos de otros secretarios como el propio “Agustín”, “Pepe Meade”, “Paco Gil” y José Ángel Gurría.

A él le gustaría que lo recordaran como un buen secretario de Hacienda que hizo su trabajo con responsabilidad.

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